Análisis

Lo que sobra y lo que falta

No había "mandato democrático" suficiente, lo mires por donde lo mires, para hacer lo que el independentismo llegó a hacer

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PERE VILANOVA

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Cuando se analice con perspectiva esto del procés, esta etapa de finales de octubre ofrece material para hacer una lista de lo que ha sobrado y lo que ha faltado en la política de sus protagonistas. Ante todo han sobrado jornadas históricas. Esto ha sido un sinvivir, y desde la última Diada del 11 de septiembre hasta hoy la aceleración ha sido espectacular. El viernes 27, en concreto, fue la jornada histórica con más intramomentos históricos que recordamos en 12 horas. Por una vez que al final quería ser el día histórico de verdad, el de la proclamación de la independencia, a mí me pilló en el AVE camino de Madrid, ya es mala suerte.

Confusión y sentido de la ética y de la estética

Ha sobrado el mal uso deliberado de algunas palabras y expresiones, pero si hay que subrayar una entre todas es sin duda "mandato democrático". Cada vez que alguien --periodista, opinador o ciudadano de a pie-- planteaba alguna duda, la respuesta era: "Es que tenemos un mandato democrático". Por eso los días 6 y 7 de septiembre han pasado a la historia de la vergüenza de Junts pel Sí, la CUP y la señora Forcadell como la cumbre de la vulneración de la dignidad del Parlament de Catalunya en su totalidad. Y no había tal mandato democrático suficiente, lo mires por donde lo mires, para hacer lo que llegaron a hacer. Por eso al final hay elecciones, convocadas por el señor Rajoy, que de una pasada ha trasladado todos los dilemas y contradicciones al campo independentista. Ha sobrado confusión, y un extraño sentido de la ética y, ya puestos, sentido de la estética. Un president posponiendo varias veces en un solo día su comparecencia anunciada, cambiando el lugar de la cita, los horarios, para acabar al día siguiente haciendo otra en diferido (es decir, grabada y enlatada) mientras su yo real apareceía comiendo con unos amigos en Girona... Esto fue de película. Un alto cargo afirmando por teléfono --conversación intervenida legalmente por un juez-- que para la independencia económicamente "no tenemos nada, pero si lo decimos estamos muertos", tampoco está mal en la lista de cosas ocultadas.

Sun Tzu, Mao y Clausewitz, clásicos no tenidos en cuenta

¿Y qué ha faltado? Para empezar, un poco más de estrategia temporal. No se entendía, desde hace un par de años, que lo único no negociable, inamovible, es que el 1-O sería el 1-O y punto. Ha faltado no haber ido reconociendo en tiempo real que la comunidad internacional ni estaba ni vendría --mira que era obvio--, y que si esta era la palanca salvadora de todos los demás déficits, la estrategia entraba en fallo total. Ha faltado un discurso de comunicación menos lineal, repetitivo y sin matices. De esto se han quejado varios corresponsales extranjeros (de medios importantes): "Todos mis interlocutores independentistas me dicen lo mismo con las mismas palabras". Y a la vez eluden las preguntas que no les gustan. Lo de la fuga de empresas y bancos es ilustrativo a este respecto. A final ha faltado haber tenido en cuenta lo que los clásicos --de Sun Tzu a Mao Zedong pasando por Clausewitz-- nos dijeron sobre la diferencia entre estrategia y táctica, entre guerra de posiciones y guerra de movimientos, y entre información y propaganda.