¿Qué queremos? Libertad

El venezolano que está en la calle hoy no es el fascista, burgués, antipatriota y derechón que se empeña en presentar el gobierno

Opositores se enfrentan a la Guardia Nacional Bolivariana este lunes.

Opositores se enfrentan a la Guardia Nacional Bolivariana este lunes. / periodico

BEATRIZ LECUMBERRI

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Un chico con la camiseta rasgada y la frente ensangrentada emerge de la entrada de un parking de Caracas después de que varios guardias nacionales le hayan cosido a golpes. Ahogado por los gases lacrimógenos y aún temblando de miedo sólo alcanza a repetir, con un hilo de voz: “Lucho por un país mejor, lucho por un país mejor”.

Sus palabras retumban y duelen pero el gobierno venezolano ha decidido no oírlas y si es posible silenciarlas. Hace seis semanas que Venezuela es escenario de manifestaciones multitudinarias contra el presidente Nicolás Maduro. Algo está pasando, algo se ha roto, y el gobierno se ha dado cuenta.

¿Quiénes somos” ¡Venezuela! ¿Qué queremos? ¡Libertad!”, es el grito que brota de estas manifestaciones. Libertad para elegir, para comprar en supermercados abastecidos, para salir de casa sin miedo o para trabajar y sentir que el sueldo llega a fin de mes.

BURGUÉS Y ANTIPATRIOTA

El venezolano que está en la calle hoy no es el fascista, burgués, antipatriota y derechón que se empeña en presentar el gobierno. En las calles de Venezuela también hay personas que votaron por Hugo Chávez y después por Maduro, que se dicen de izquierda, vienen de medios modestos y no cobran en dólares.

Ciudadanos que sienten que el gobierno les ha fallado. Cuando un pueblo busca comida en la basura mientras el país tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, cuando hay una tasa de homicidios y una inflación récords, cuando hay que esperar horas en una fila para comprar leche o arroz, cuando los niños mueren en los hospitales por falta de medicinas y las familias pasan semanas sin poder comprar carne para sus hijos el gobierno, independientemente de su color político, está fallando.

Mientras el objetivo de las manifestaciones es la salida de Maduro y unas elecciones, el del gobierno parece seguir siendo simplemente gobernar, seguir donde están pese al aislamiento internacional, las fisuras cada vez más visibles entre los herederos de Hugo Chávez y el presentimiento de que la calle no se va a vaciar sola. Pero por ahora la respuesta ha sido huir hacia adelante tomando decisiones constitucionalmente criticables y políticamente inviables.

UNA DICTADURA

Un reciente sondeo realizado por la firma More Consulting mostraba que un 72,9% de los venezolanos piensa que la actual gestión es una dictadura.

Pocas certezas hay en esta crisis. Una de ellas es que el chavismo no va a dejar el poder de la noche a la mañana y casi con seguridad, Maduro no huirá a Cuba de madrugada como sueñan muchos venezolanos. Otra es que la presión en las calles es enorme y la marcha atrás es improbable. Los casi 50 muertos que han dejado estas protestan duelen y llenan de miedo pero la mayoría de los detractores del gobierno están convencidos del poder de la resistencia civil pacífica.

Algún tipo de diálogo debe instaurarse con mediadores honestos y valientes, aunque por ahora la posibilidad de que el chavismo, o lo que queda de él, y la oposición hablen y se escuchen de verdad sea una ilusión remota.