La clave

¿Qué queda del 15-J de 1977?

La revisión del modelo político surgido hace 40 años no puede ocultar los valores derivados de la conquista pacífica de una democracia homologable

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JUANCHO DUMALL

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El jueves se cumplirán 40 años de las primeras elecciones democráticas en España después de la muerte de Franco. No es una efeméride más. Porque aquella cita con las urnas definió muchas de las tendencias políticas que han llegado hasta hoy.

El 15-J de 1977 fue para España (y también para Catalunya) uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX. Ese día nació un bipartidismo imperfecto, el que hizo la Constitución que aún rige, y que ha imperado en la política española hasta hoy. Allí surgió también una composición del Congreso de los Diputados que daba mucho juego a los nacionalismos catalán y vasco. Y de esa cita crucial con las urnas surgió el axioma, válido hasta hace muy poco, de que las elecciones se ganaban desde el centro, lo que daba a la pugna política un barniz de moderación.

De hecho, el 15-J fue el principio del fin del PCE, la fuerza que más había batallado contra la dictadura, y también la derrota de la Alianza Popular de Fraga, una suerte de posfranquismo de tono claramente autoritario.

SISTEMA DE TURNO

Aquel mapa del 15-J sufrió un cambio cinco años después con el hundimiento de la UCD de Suárez, sustituida por una Alianza Popular domesticada. Pero se mantuvieron las esencias: un sistema de turno entre la derecha conservadora y el socialismo moderado. Un mecanismo que permitía repartir juego a los nacionalismos periféricos y cerraba el paso a la ultraderecha y a la izquierda poscomunista.

Y ese es el modelo que empezó a resquebrajarse con la crisis económica que estalló en el 2008 y con la reivindicación soberanista catalana del 2012. Los indignados, la irrupción de Podemos y la reivindicación catalana del derecho a decidir han roto las costuras de ese dibujo nacido hace 40 años.

Pero esta revisión, tan legítima como necesaria, no puede ocultar los valores de aquel 15-J, que supuso la conquista pacífica de una democracia, imperfecta, pero homologable con el mundo avanzado. España dio ese día un gran paso para entrar en la modernidad