Lo que no puede ser y el Ibex catalán

JESÚS RIVASÉS

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El 24-M, el balance de la batalla de Madrid, como la definen en el entorno de Pedro Sánchez, dará la medida de cuánto resiste el PP de Mariano Rajoy -con Esperanza Aguirre Cristina Cifuentes- y hasta dónde llega la marea de Podemos y Ciudadanos, la de Pablo Iglesias y Albert Rivera, porque sus candidatos madrileños importan poco.

La otra gran referencia, que influirá tanto o más en los mercados a partir del lunes 25, será lo que suceda en el ayuntamiento de Barcelona y si Ada Colau pasa del escrache a la poltrona de alcaldesa o si Xavier Trias resiste. En Madrid, salvo en los círculos populistas de izquierdas que Iglesias ve imprescindibles para el cambio, CiU, ¿quién lo iba a decir?, aparece como la mejor opción, incluso a pesar del soberanismo, para regir la Ciudad Condal. Los grandes jefes del Ibex catalanes y otros notables del Principado, que en Madrid hablan de otra manera que en Barcelona y que sortean cuando pueden al PP, quieren creer que Ciutadans inclinaría la balanza para esquivar el populismo radical. Recuerdan que «nuestro problema», y eso incluye toda España sin que Catalunya sea una excepción, «es muy elemental: deuda y déficit». Explican que la efervescencia independentista volverá, «porque el problema de fondo persiste», pero que ahora la preocupación es mantener la estabilidad política y la política económica actual. «Lo contrario sería entrar en la senda griega y sería terrible, porque la UE quizá podría subvencionar a Grecia, pero no a España».

Ahora, en vísperas del 24-M, solo por coincidencia, la Comisión y el Consejo Europeo, que presiden Jean Claude Junker y Donald Tusk, acaban de publicar sus recomendaciones -que son más que eso y que España ha seguido, con éxito, en los últimos años- de política económica.

La economía española va mucho mejor, admiten en Bruselas, pero quedan asignaturas pendientes. El déficit público todavía es muy alto a pesar de las rebajas y lo que es peor, el déficit primario -ingresos menos gastos públicos sin contabilizar el pago de intereses- superó el 3% en el 2014 y por eso la deuda pública sigue en aumento y rebasa el billón de euros. La Comisión y el Consejo recomiendan -instan- a España para que aproveche la coyuntura actual para eliminar ese déficit primario e impedir que crezca más la deuda y, aunque no lo dicen en Bruselas, impida mantener el Estado del bienestar.

El problema, en vísperas del 24-M y con más elecciones en el horizonte, es que demasiados partidos políticos, nuevos y menos nuevos, intentan captar el voto del mayor número de ciudadanos posibles con promesas que nunca podrán cumplir, por mucha mayoría superabsoluta que logren.

El ejemplo griego de Syriza, con Tsipras Varoufakis, a punto de suspender pagos está ahí. Grecia, al final del 2014, antes del acceso al poder de los amigos de Iglesias y Colau, había logrado su primer superávit primario y empezaba a crecer. Ahora, vuelve a estar en recesión y los griegos no viven mejor. En Madrid, los castizos dicen que «lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible» y, esta vez, la rama catalana del Ibex -y bastantes en el Principado- lo suscriben. Los votantes, que son sabios, quizá también lo sepan.