La rueda

¿Qué problema catalán?

El modesto objetivode la «conllevancia» aún representa el máximo horizonte político español

RAMON
Folch

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El presidente del Gobierno en funciones ha manifestado que una alianza del PP y el PSOE ayudaría a «resolver» la cuestión independentista catalana y aportaría estabilidad al país. La mirífica unión de los dos partidos que han sabido perder clamorosamente las amplias mayorías que tuvieron en España es la clave, pues. En taumatúrgica coalición con sus adversarios tradicionales, el presidente ve posible resolver el problema.

¿Qué problema? José Ortega y Gasset creía verlo claro. En su discurso del 13 de mayo de 1932 en las Cortes, a propósito de la tramitación del primer Estatut de Catalunya, dijo: «Este problema catalán y este dolor común a los unos y a los otros es un factor continuo en la historia España (...). Lo único serio que podemos intentar es conllevarlo». Y se quedó tan satisfecho, convencido de haber aportado la más atrevida y progresista de las propuestas.

Aún hoy, este modestísimo horizonte orteguiano representa la máxima osadía de la izquierda española. Presupone que somos un problema porque no somos como ellos y, a lo sumo, se hacen cargo y nos perdonan la vida. La derecha prefiere mentir y calumniar, como acabamos de ver por enésima vez. Concede medallas del mérito policial a la Virgen y denosta maliciosamente a sus adversarios, sobre todo si son catalanes.

En definitiva, yo lo veo al revés que el señor presidente en funciones. Para mí, y para algunos millones de catalanes, el problema no es Catalunya, sino España, con su derecha y su izquierda decimonónicas. No les hemos invadido nunca, no les hemos gobernado jamás, no les hemos impuesto nuestra lengua, no les hemos secuestrado la hacienda. Ellos sí nos lo han hecho y lo hacen. Cada día. El problema son ellos y ya sería hora de que empezaran a admitirlo. No es necesario que nos 'conlleven': bastaría que nos permitieran decidir.