El urbanismo de Barcelona

¿Qué ha pasado sobre las vías de Sants?

Los jardines de la nueva rambla del barrio han generado un espacio diverso e inclusivo

ALICE LANCIEN y CARLES BAIGES

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Ahora que hace ya unos meses que se han abierto a la ciudadanía los bautizados como Jardines de la Rambla de Sants es buen momento para revisitar de manera crítica el espacio, como vecinos y vecinas pero también como agentes implicados en una de las fases de su creación. En el 2013 estuvimos dinamizando un proceso para la definición de los usos y actividades del futuro espacio público, incidiendo en un proyecto ejecutivo que estaba en fase de redacción. Entramos en un momento de conflicto debido a un intento fallido de cambio del proyecto por parte del anterior equipo municipal. Un proyecto que el vecindario organizado de Sants percibía como una derrota: el no soterramiento de las vías de Santsno soterramiento de las vías. Por otra parte, el que aspiraba a ser un espacio público central del barrio en el futuro generaba muchas expectativas y había la oportunidad de generar un espacio único en la ciudad.

UN LUGAR CON CARÁCTER VIVO

Cuando entramos en el parque, lo primero que llama la atención es su carácter vivo. Parece que aún perdura un 'olor a nuevo' y sigue despertando una aparente curiosidad. Algunas personas hacen fotografías y leen los carteles explicativos. También destaca su rápida apropiación, incluso del nombre que acaba de ser inventado. Una mujer que está hablando por teléfono dice: "Estoy en la Rambla, me siento en un banco y te espero".

Se percibe una mejora que contrasta con la situación que sufrieron los vecinos y las vecinas durante decenios. Lo que antes se vivía como una clara frontera, ahora permite tejer diferentes partes de la ciudad. Y no solo gracias a la ampliación, acondicionamiento e iluminación de los pasos inferiores. Una vecina acompañada de sus sobrinos nos cuenta que está muy contenta. "Voy a buscar a mis sobrinos a la escuela Barrufet. Paseando para volver a casa aprovechamos para jugar". Después se alejan para coger el ascensor y volver a bajar a la calle Riera Blanca.

PÉRGOLA GRANDE CON POCA SOMBRA

Entrando desde la plaza de Sants encontramos una fuente decorativa que ha resultado acertada como bienvenida de los jardines. Casi a cualquier hora es fácil ver niños y niñas intentando escalar la lámina metálica inclinada que la rodea para poder llegar a tocar y jugar con el agua. En cambio, a continuación encontramos una pérgola que a nuestro juicio tiene una proporción desmesurada, poco humana. En especial en comparación con la poca sombra que proporciona en un espacio que lo necesita debido a que no era posible plantar árboles. Esta opinión también la manifestaron algunos vecinos cuando se mostraron los primeros diseños, ya que ambos elementos fueron propuestos durante el proceso por el equipo redactor del proyecto, Ana Molino y Sergi Godia.

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A lo largo del paseo encontramos fuentes y aseos. Esto puede parecer una anécdota, pero satisface necesidades que se reclamaron fuertemente durante el proceso y revierten una tendencia del espacio público de nuestras ciudades, que había tendido en los últimos años a su eliminación. Por el contrario, las áreas de juego no responden a las necesidades detectadas de sectores de población normalmente olvidados: preadolescentes y niños con discapacidades. Tampoco se han seguido las recomendaciones sobre las máquinas deportivas y de salud, que se pidió que estuvieran juntas ya que los usuarios prefieren relacionarse con otras personas mientras las utilizan. En el proyecto final, algunos elementos están reunidos, mientras que otros están dispersos a lo largo del parque.

BANCOS MIRANDO A CASAS

No podemos obviar la pérdida de intimidad  pérdida de intimidad de las viviendas de Burgos con la Rambla Badal. La mera existencia de viviendas tan cercanas a la infraestructura ferroviaria es una anomalía que el urbanismo de esta ciudad hubiera tenido que corregir a tiempo. Aun así, el diseño final del parque habría podido ser más cuidadoso. En la situación actual, las viviendas están situadas en una zona de estancia pensada para observar el gran espacio que se abre en la Rambla Badal. La disposición final de este espacio hace que algunos de los bancos queden directamente enfocados a las viviendas cercanas. Esto va en contra de las recomendaciones del proceso, que pedía que los espacios de encuentro y estancia se situaran "preferentemente en los puntos más alejados de las viviendas". Se hubieran podido utilizar soluciones empleadas en otros puntos del parque, con plantas verticales, o alejando la zona de paso del límite de la calle Burgos en este punto, como ya ocurre en otros momentos del parque.

Creemos que el proceso ha sido capaz de generar un espacio más diverso y más inclusivo. Desde su inauguración, diferentes colectivos usan este espacio desde su complementariedad y la simultaneidad de usos, pero también se generan situaciones de conflicto, inherentes a todo espacio urbano.