Qué importa que llueva

El Manchester City y el Manchester United se llevan a dos de los mejors del Barça y del Espanyol hacia la Premier

El Barça ganó LaLiga Promises, en Villarreal.

El Barça ganó LaLiga Promises, en Villarreal. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Me veo con mi amigo Jesús, ser fantástico donde los haya. Motero de toda la vida. Hablamos de esa BMW R Ninet Scrambler que me quiere vender. Preciosa. Bajita. Le digo que me acabo de restaurar una Bultaco Lobito 90cc, de 1957. Se la enseño. Alucina y entiende que ya no tenga dinero para su (mi) Ninet.

Como sé que es amigo de la familia de Arnau Puigmal, le sugiero que convenza a papá de que no se vaya al Manchester United con Jose Mourinho. No conozco a nadie que conozca a los papis de Eric García, sino también le hubiera pedido que no se fuera al Manchester City de Pep Guardiola.

Jesús solo se lo pedí una vez, claro. Jesús me sonrió, me prometió que un día me presentará a los padres de Arnau, que son encantadores. Pero ya no se lo volví a pedir. Primero, porque no soy nadie; segundo, porque supongo que el propio Barça ya trató de disuadir a esos padres y, tercero, porque Jesús me dijo, ya el primer día que hablamos del tema, «Emilio, el dinero que les han ofrecido es una oferta vergonzosamente tentadora, ¡una barbaridad!, no tiene sentido».

A MANCHESTER LE SOBRA EL DINERO

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Entonces, amigos, cuando alguien, en serio, no en broma, te dice: «Le voy a hacer una oferta que no podrá rechazar» (y alguien que la escucha, la califica de «barbaridad»), adiós a los colores, adiós a la ciudad de tu vida, adiós al presente y bienvenido el futuro, el que sea, en Inglaterra, en la lluviosa Manchester, junto al impresentable Mou, sí, sí, sí, el de «tu dedo nos señala el camino» o al lado del mago Guardiola, que, aunque este año no ha ganado nada, ha vuelto a meter mano a esa caja interminable que parecen poseer los clubs ingleses, con o sin jeque, con o sin Catar, y está fichando todo lo que se le antoja y más.

Si usted fuese el padre (o la madre) de Arnau Puigmal o Eric García, arrancado del Barça por el mismísimo capitán Carles Puyol, que bien hace pues es su nuevo negocio, harían lo mismo. Y yo. Espero y deseo, seguro, fijo, que hayan sido los chicos quienes hayan decidido emigrar, tomar el mismo camino que tomó Fábregas, Piqué o Bellerín y no sus papás, abogados, representantes, mánagers…Y espero que les vaya bonito, es decir, bien, que triunfen, que brillen.

Y, PRONTO, IKER BRAVO

Parece imposible resistirse al tremendo dinero («una barbaridad, Emilio») que ofrecen los clubs ingleses. Parece difícil, y lo entiendo, tener paciencia y quedarse en el Barça. O en el Real Madrid. O en el Mónaco. La Masia o la fábrica, del Real Madrid, deberán conformarse, de momento, con haber disputado la mejor final de LaLiga Promises que acaba de jugarse en Nueva Jersey (Estados Unidos). Por cierto, ganó el Barça, que ya había logrado el título en España. Con gol decisivo, casi en el minuto Sergio Ramos, de Iker Bravo, al que los ingleses aún no le han echado el guante, aunque igual ya han invitado a cenar a papá. Me temo.