Al contrataque

Qué difícil es ser de izquierdas

JORDI ÉVOLE

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Doce profesores de varias universidades elaboraron en el 2012 el primer código ético para políticos que se ha hecho en España. En el preámbulo se indica que la salud democrática de una nación depende de la calidad ética de sus ciudadanos y sus representantes políticos, y que estos políticos tienen credibilidad cuando logran que la ciudadanía confíe en ellos. Y que eso se logra actuando de esta manera: con honestidad, ejemplaridad, veracidad, austeridad, lealtad y capacidad de servicio. Vaya, parece el retrato robot del presidente de Uruguay, José Mujica. Bueno, excepto por una cosa: la austeridad. No le gusta esta palabra porque considera que los políticos europeos la han prostituido y la han convertido en sinónimo de recortes y pobreza. Mujica prefiere otra palabra: sobriedad.

No he conocido a otro presidente igual, ni parecido. Estuve dos horas hablando con él y me impresionó. Me impresionó cómo vive y lo que dice. Pero lo que más me impresionó es que su estilo de vida concuerda con su discurso. Estamos tan habituados a escuchar a políticos que no predican con el ejemplo, que me pareció un hombre extraordinario. Algunos lo consideran extravagante, excesivamente raro, y lo critican. Por su manera de vestir, por ejemplo. Cuando le entrevisté, llevaba un chándal y zapatos sin calcetines. Y no vive en ningún palacio presidencial, sino en una pequeña granja. Allí se casó. Concretamente, la ceremonia tuvo lugar en la cocina. Y ha renunciado a más del 80% de su sueldo para ayudar a sus paisanos. Dice que él no lo necesita, pero otras personas sí. Si eso es extravagancia, bienvenida. Con su política a favor de los necesitados, Mujica ha reducido la pobreza en su país.

Renunciar a privilegios

Hay más gente comprometida. Sí. También en el mundo de la política. Por supuesto. Pero ninguna ostenta un cargo como el de Mujica. No hay presidente de Gobierno que viva como él, que haya renunciado a privilegios para seguir viviendo como lo hacen la mayoría de los ciudadanos. No vaya a ser que las comodidades presidenciales le alejen de la realidad.

Me hubiera gustado estar más tiempo con Mujica. Entre otras razones, porque nunca tuve la sensación de estar ante un mandatario internacional. No responde con tópicos, aporta sentido común, te hace pensar y es capaz de criticar el sector público pese a ser un político de izquierdas. Qué gozada, alguien de izquierdas criticando a la izquierda. Como lo sería encontrar a un mandatario de derechas que criticara a la derecha. Autocrítica. Les haría más creíbles. La semana pasada Obama manifestó esto sobre el presidente de Uruguay: «Tiene una extraordinaria credibilidad en asuntos de democracia y derechos humanos por la fortaleza de sus valores y su historia personal». Tras la entrevista, Mujica nos invitó a un trago. Y mientras bebía, pensé: qué difícil es ser de izquierdas. Igual por eso hay tanta gente de centro.