Al contrataque

¿Qué deben pensar?

Ataque aéreo ruso en una localidad de la provincia de Idlib, en Siria.

Ataque aéreo ruso en una localidad de la provincia de Idlib, en Siria.

MANEL FUENTES

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¿Qué deben pensar los sirios de nosotros? ¿Qué les debe pasar por la cabeza cuando ven que levantamos alambradas en Europa y tardamos semanas en debatir cuántos caben en nuestro bienestar y en qué condiciones les vamos a acoger, mientras ellos mueren en las playas o pasan penuria? ¿Qué deben pensar de nosotros cuando se dan cuenta de que los únicos que se han alzado de verdad contra Bashar el Asad, el tirano que les masacra por disidentes, son unos guerrilleros con más corazón que formación, grupos cercanos a Al Qaeda o el temible Estado Islámico?

¿A quién deben temer más hoy? ¿A quién deben odiar más? ¿De quién se sienten más desamparados? ¿Qué deben pensar los sirios de las democracias occidentales y de la libertad? ¿Cuánto les debe repugnar nuestra diplomacia internacional? Por suerte, están demasiado atemorizados en busca de un futuro fuera para poder tomar plena conciencia de lo que les está pasando. De cómo nosotros estamos pasando. Por suerte, seguramente muchos ignoran que Putin aprobó de urgencia un ataque aéreo que de momento, con la excusa de luchar contra Estado Islámico, se ha cargado a cientos de rebeldes contra Asad entrenados por los americanos para combatir al dictador. Ignoran que además los americanos apenas han protestado por el incidente. Ignoran que los Estados Unidos de Obama, tan dubitativos con ellos desde hace años, ahora están pactando con Putin la supervivencia del dictador a cambio de coordinar los ataques aéreos a los islamistas. Ignoran que sus supuestos salvadores siguen sin querer bajar a la guerra terrestre, que es la única manera de poder vencer al EI. Ignoran que, en el fondo, para nuestros gobiernos ellos son peones y que a nuestra diplomacia solo le importan los alfiles, las torres y los reyes.

Un solo mundo

Y menos mal que no tienen plena conciencia, porque de lo contrario igual empezaban a plantearse su vida en otros términos. Igual dejaban de vernos como aliados o almas caritativas. Igual se les torcía el gesto y empezaban a ver el mundo como uno solo, y a sí mismos como ciudadanos con el mismo derecho a gozar de una vida digna que nosotros o que los americanos. Las aves migratorias no entienden de fronteras ni de países. A los salmones no les detiene la dificultad. Los refugiados, huérfanos como han quedado ante nuestra pasividad, vienen para ser nuestra mala conciencia. Y seguirán viniendo. Y seguirán descubriendo nuestro cinismo. Y mientras, nosotros seguiremos debatiendo y bombardeando sin bajas las posiciones del Estado Islámico. Y mientras, nuestro mal menor Asad se hará más fuerte, ante la desesperación de muchos a los que se les partirá el alma. Y así el alistamiento de desalmados a las filas de EI continuará.