La clave

Que cada palo aguante su vela

JUANCHO DUMALL

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Es muy conocido el gusto del president Mas por las metáforas marineras. Su relato de los últimos años al frente de la Generalitat es el de un viaje mitológico por aguas procelosas, con las manos aferradas al timón, los pies firmes en el suelo, para sortear las temibles olas y los coletazos de los monstruos de las profundidades. Pero en el repertorio del líder convergente faltaba uno de los más populares dichos de origen naval. Un aforismo al que se agarró el martes el jefe de ERC para rechazar la lista única que propone el president para unas elecciones plebiscitarias. Oriol Junqueras no se ha dejado arrastrar por los cantos de sirena -otra leyenda marina- que le llegan desde el Palau y ha contestado exactamente eso: que cada palo aguante su vela.

Lo hizo, eso sí, con las formas aterciopeladas de docto profesor universatario y cara de monje benedictino de El nombre de la rosa. No podía ser de otra manera. En la pugna entre Junqueras y Mas por no quedar como traidores a la causa en este momento crítico, cualquier error de comunicación puede resultar letal. Por eso hay que envolver en celofán lo que en realidad es una sorda batalla por el poder.

Mas propone la lista única y la disolución de las siglas partidistas para evitar un posible sorpasso de Esquerra y aligerar el peso que supone llevar en la mochila de CiU los casos de Pujol y de Millet. Pero viste su propuesta de una bien trabada argumentación sobre el impacto internacional del triunfo de una candidatura unitaria por la independencia. Y Junqueras opta por las listas separadas con el propósito de que ERC se convierta en la primera fuerza parlamentaria de Catalunya. Sin embargo, el líder republicano no puede presentar su alternativa como un portazo a la unidad, sino como la expresión pluralista de un independentismo en el que caben todas las tendencias ideológicas.

La pelota en el tejado

La pelota vuelve a estar en el tejado del president. A él corresponde alargar la legislatura o convocar unas elecciones con listas separadas de resultado incierto. Y que, como dice el refrán -esta vez en su apartado celestial- a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.