ANÁLISIS

Que alguien pare esto

Un manifestante anti-austeridad  quema cinco euros en Atenas.

Un manifestante anti-austeridad quema cinco euros en Atenas.

MARTA LÓPEZ

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Desde que el viernes por la noche Alexis Tsipras dio un golpe de efecto a casi cinco meses de tortuosas negociaciones con las instituciones acreedoras de Grecia y anunció la convocatoria de un referéndum sobre el último paquete de reformas que le propone la troika a cambio de ayuda, los acontecimientos se han precipitado de forma dramática. En menos de 24 horas, el Eurogrupo respondió dando por liquidado el diálogo. En las 24 horas siguientes, Atenas había dictaminado ya el temido control de capitales, ordenando el cierre de unos bancos que hoy hubieran sido incapaces de atender la masiva retirada de depósitos de una ciudadanía que ya el mismo viernes se echó a los cajeros automáticos sumida en la total incertidumbre y angustiada por sus ahorros, sus sueldos, sus pensiones.

En solo dos días, las cosas han ido demasiado rápido y también demasiado lejos. Solo cabe desear que no sea de forma irreversible. Pero la gran cantidad de movimientos de las últimas horas no son nada tranquilizadores, al menos aparentemente. Más bien lo contrario: todo parece indicar que se aceleran los preparativos para el 'Grexit'Y eso inevitablemente lleva a una inquietante pregunta: ¿No puede ser que alguien lleve ya tiempo apostando por ese escenario?

Lo que va a pasar ahora, de aquí al domingo, día en que se puede abrir irremediablemente la puerta de salida de Grecia del euro, es del todo impredecible. La crisis se ha instalado en un nivel muy peligroso y la semana tiene señaladas varias fechas en rojo: la primera el martes, cuando finaliza oficialmente el programa de rescate y Grecia debe abonar los 1.700 millones que adeuda al FMI. Los puentes entre los gobernantes europeos y Atenas parecen estar rotos, dinamitados en parte por la arrogancia de unos dirigentes que quizá no hayan medido bien lo que está en juego: primero -porque primero son las personas- los 11 millones de griegos que han pagado un precio demasiado alto por las políticas de austeridad y, en segundo lugar, el futuro del euro.

Pese a que llevamos meses en los que se ha repetido que la Eurozona está mejor preparada ahora para soportar una salida de Grecia del euro, no está probada aún la eficacia de esa vacuna pionera contra el contagio y la realidad hoy es que todo elmundo se preparan para unas sacudidas que en los próximos días va a trascender las fronteras griegas. Habrá que ver como se contiene ese movimiento telúrico que hoy está fuera de todo control

No parece que Tsipras vaya a dar marcha atrás en un referéndum ya convocado y en el que se juega personalmente su supervivencia política. Pero Europa tiene en su mano buscar la salida a este callejón y sortear el golpe en esa consulta presentando a las autoridades griegas una propuesta que les resulte aceptable y para la que puedan pedir el sí. Alquien tiene que parar esto y sería deseable que esta vez la sensatez no viniera con un telefonazo del otro lado del Atlántico.