LAS VACACIONES DE .... Blancanieves

Que no se acabe el cuento

Blancanieves Un rodaje  en Florida   Que no se acabe el cuento_MEDIA_1

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EMMA RIVEROLA

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En fin, se lo cuento muy rápido, yo soy la más bella, ¿sabe? Sí, la más bella del reino. Ya lo ve, mi tez es blanca como la nieve, mis labios encarnados como la sangre y el cabello negro como el ébano. Si le contara lo que me hizo sufrir mi belleza… Pero, bueno, todo eso ya son historias del pasado. La cuestión es que soy la más bella. De un modo indiscutible. Irrefutable. Pero una  tragedia se cierne sobre mí. A ver, ¿cómo se lo diría? Es complicado…

Yo tengo un espejo, ¿sabe? Un espejo que cada día, nada más ver mi rostro reflejado en él me grita que soy la más bella del reino. Ya, ya sé que eso ya se lo he dicho. La cuestión es que últimamente no vocifera con el mismo ímpetu de antaño. Y antes de hablar hace un sonidito extraño, irritante, como un murmullo, una especie de duda. Y no.

A mí que no me vengan ahora con vacilaciones, que yo no he estado a punto de morir envenenada con una manzana ni he soportado a los plastas de los enanitos para que ahora un puñetero espejo me desdeñe con ese absurdo balbuceo.

La cosa es que me han dicho que usted es muy bueno. Nada que ver con el que ha dejado a la pobre Nicole Kidman peor que mi gato de yeso. En fin, pues eso, que aquí estoy. De vacaciones en Los Ángeles para un tratamiento intensivo con bótox. Yo creo que bastaría con retocar un poco las líneas de la frente, quizá también las arrugas del entrecejo, tal vez aumentar un poco los pómulos, el mentón, ¿los labios?... En fin, seguro que usted ya sabe de qué va esto. La cuestión es que no se me acabe el cuento.