Purga en Hacienda
Ignacio Escolar
Periodista
Dirige eldiario.es y es analista político. Fue fundador y primer director del periódico 'Público'. Comenzó su carrera periodística en 1995 colaborando en diarios como 'Cinco Días' o 'El Mundo' y revistas como 'Muy Interesante', 'Rolling Stone', 'GEO' o 'Quo'.
IGNACIO ESCOLAR
Desde que Cristóbal Montoro es ministro de Hacienda, 320 altos cargos de la Agencia Tributaria han sido relevados, 'dimitidos' o invitados a marcharse. Montoro lleva casi dos años en el puesto, así que hablamos de un purgado cada 60 horas, más o menos. Es una caza de brujas, como ha dejado claro el propio ministro con esa sinceridad de los que se sienten impunes: los destituye por "socialistas". Aquella promesa electoral de "despolitizar la Administración" era esto.
Los supuestos socialistas a los que Montoro manda a hacer pasillos son técnicos que tienen la mala costumbre de hacer su trabajo con profesionalidad e independencia, sin obedecer a consignas políticas. Como la inspectora que fue destituida por intentar sancionar con 450 millones de euros a Cemex, una multinacional del cemento que declaró pérdidas ficticias incluso en los años de la burbuja inmobiliaria. O su jefe, que dimitió porque su purga le parecía impresentable. O los cinco altos cargos que han sido relevados estos días. O la cúpula de la oficina antifraude, los que hacían los informes sobre la 'Gürtel'; una unidad desmantelada nada más llegar el PP a la Moncloa. En el colmo de la persecución política, varios de los últimos purgados son altos cargos que el propio ministro había nombrado hace menos de dos años. El socialismo, como la conspiración judeomasónica de antaño, se infiltra aun en las mejores familias.
Una gestión desastrosa
El escándalo de estos días en la Agencia Tributaria es solo la última gota de una gestión desastrosa por parte de un ministro que se está cargando una de las pocas instituciones que aún parecían limpias. La primera decisión de Montoro, nada más llegar al cargo, fue aprobar una amnistía fiscal a precio de saldo. Aquellos delincuentes que habían defraudado al fisco pudieron quedarse con el botín entregando solo un 10% del dinero robado. Ni un trabajador con el salario mínimo paga en impuestos un porcentaje tan bajo.
La amnistía dejó clara la teoría: no todos somos iguales ante el fisco. El día a día de Montoro lo está demostrando en la práctica con asuntos como la denuncia por los técnicos del misterioso asunto de las compraventas con el DNI de la infanta o los informes sobre la financiación irregular del PP con el 'caso Bárcenas'. Según la nueva doctrina de Hacienda, las donaciones ilegales de los partidos se pueden desgravar. Gracias a esa oportuna interpretación de la norma, la cantidad defraudada por el PP no superó los 120.000 euros anuales que marcan el delito fiscal. El PP tuvo suerte, no como los cineastas, o los partidos de la oposición, o los medios de comunicación críticos. Más les vale ser buenos y no hacer enfadar al señor ministro, no les vaya a caer una inspección fulminante.
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