IDEAS

Relecturas de verano

JORDI PUNTÍ

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Cada año me da más rabia el concepto de "lectura de verano", con su aire de ligereza despreocupada, que recluta libros distraídos, refrescantes, para desconectar y, a poder ser, muy largos. Luego, en otoño, más de un lector ocasional no habrá pasado del tercer capítulo y, entre excusas, abandonará el libro como si fuese un perro que ha salido demasiado alocado. Él nunca lo haría, me digo entonces, pero de hecho me da igual: al fin y al cabo este tipo de lectores también dan vida al mundo editorial. Luego me doy cuenta de que en el fondo sería más lógico que habláramos de las relecturas de verano. Me parece que el carácter cíclico de las estaciones y la repetición de costumbres y rituales invitan a la relectura, al reencuentro -una vez al año- con un libro amado.

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Pero ¿cómo deberían ser estas relecturas? Hace unos días Enrique Vila-Matas recordaba en estas páginasEnrique Vila-Matas el centenario del nacimiento de Natalia Ginzburg y la conectaba con otras dos autoras de una obra personalísima y que no envejece. Marguerite Duras y Patricia Highsmith. Las tres, me parece, son ejemplos ideales de relectura y retorno a un mundo propio, ya sea a través de un mismo título cada año o de otra obra que amplíe su geografía literaria.

Hará un par de años releí 'Las palabras de la noche', de Natalia Ginzburg, con gran entusiasmo, y estoy seguro que volver a 'Léxico familiar' o 'Las pequeñas virtudes' me haría sentir que de alguna forma estoy releyendo toda su obra. En esta línea, pienso en otra escritora que podría completar el trío: Muriel Spark. La reedición en catalán, tantos años después, de 'La plenitud de la señorita Brodie' es quizá el mejor camino para revivir su estilo, esa elección minuciosa de cada palabra que a menudo la lleva a jugar con sobrentendidos y provocaciones morales, una combinación explosiva.

Ginzburg, Duras, Highsmith, Spark. Como sus libros no suelen ser muy largos, las cuatro son relecturas perfectas para el verano. Como quien vuelve al pueblo de vacaciones y recupera las amistades de temporada, te acogen y te dan a entender un año más que eres tú quien ha cambiado, y no ellas.

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