Amenaza de escalada militar

El pulso del mar del Sur de China

El gigante asiático ha visto frenadas sus pretensiones en una zona de gran valor comercial y estratégico

La disputa territorial con China pondrá a prueba la cohesión de ASEAN

La disputa territorial con China pondrá a prueba la cohesión de ASEAN / jrp

GEORGINA
Higueras

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El mar del Sur de China es el Mediterráneo del este de Asia. Por sus aguas transita el 70% del comercio -incluidos productos energéticos, como gas y petróleo- de la zona, lo que representa un tercio del comercio mundial, y como vía de conexión entre el Índico y el Pacífico tiene valor estratégico fundamental. El 12 de julio, la Corte Permanente de Arbitraje (CPA) asestó un duro golpe en las pretensiones chinas de controlar buena parte de esas aguas. Pekín, que reivindica el 80% de los 3,5 millones de kilómetros cuadrados de esa superficie, baraja cómo encajar la bofetada jurídica.El panel de cinco expertos en Derecho Internacional Marítimo de este desconocido organismo -fundado en 1899, dormido entre 1946 y 1990 y con 121 países miembros-- falló por unanimidad a favor de 14 de las 15 demandas interpuestas por Filipinas contra los «derechos históricos» chinos. Pekín hizo suyo el mapa publicado en 1947 por el Gobierno de Chiang Kai-shek con la llamada 'Línea de nueve puntos'que extiende la soberanía china sobre la mayoría de los 250 islotes, cayos, arrecifes y atolones que contiene el mar del Sur de China. Taiwán, la isla donde se refugiaron los nacionalistas tras perder la guerra, mantiene las mismas reivindicaciones. Tanto Pekín como Taipei rechazaron el veredicto de la CPA.

El mar del Sur de China se ha mantenido tranquilo durante décadas, pero el meteórico despegue económico del gigante asiático y la sospecha de que bajo el lecho marino hay grandes reservas de gas y petróleo lo han agitado. Las disputas afectan a Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei. Los cuatro países componen, junto a otros seis, la Asociación de Naciones del Sureste Asiático con la que Pekín se comprometió en 2002 a elaborar un código de buena conducta que gobernase las controvertidas aguas. La falta de voluntad para llevarlo a cabo, la desconfianza hacia el empeño de China por negociar de forma bilateral las diferencias y la decisión de Barack Obama de focalizar en Asia el interés geoestratégico de Estados Unidos llevaron a Benigno Aquino III a recurrir a la CPA.

ZONAS EXCLUSIVAS DE 200 MILLAS MARINAS

La corte no se pronuncia sobre la soberanía de China, Filipinas u otros países porque no tiene jurisdicción. Sin embargo, dictamina que ninguna de las formaciones del archipiélago de las Spratly puede calificarse de 'isla'ni siquiera la mayor de ellas, Taiping (también conocida como Itu Aba), que ocupa Taiwán, porque no tiene capacidad para «alojar una comunidad humana estable con autonomía económica». Esta sentencia es muy importante porque solo las islas generan zonas económicas exclusivas de 200 millas marinas en las que tienen control sobre los recursos de pesca y del subsuelo, como gas y petróleo, según la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, en sus siglas en inglés). A los peñones, rocas o arrecifes solo les corresponden 12 millas de mar territorial.

Pekín advirtió de que no se sometería al arbitraje de la CPA y sostiene que, como Filipinas decidió seguir de forma unilateral, no está obligada por el laudo arbitral. La sentencia, que compromete la imagen de China como potencia defensora de la gobernanza global y sienta precedente jurídico, puede alentar a Vietnam a llevar el caso de las Paracelso ante esa corte, ya que la denuncia filipina solo se refería a las Spratly.

LA FLAGRANTE HIPOCRESÍA DE ESTADOS UNIDOS

En un flagrante acto de hipocresía, Washington que ni es miembro de la CPA ni ha firmado la UNCLOS exige al Gobierno chino que cumpla los requerimientos, incluido el fin de la construcción de plataformas artificiales. Buques de la flota del Pacífico de EEUU navegan por el mar del Sur de China para supuestamente garantizar el libre tránsito por esas aguas.

De momento, el fallo de esta corte de La Haya solo ha servido para enconar más la situación en ese conflictivo mar, donde puede desatarse una peligrosa carrera armamentista. China no cuenta con amigos entre sus vecinos y el acercamiento de estos a Washington agrava su sentimiento de cerco e impulsa un nacionalismo difícil de contener en un Estado con 1.380 millones de habitantes.

La sentencia, que va mucho más allá de lo que Manila esperaba, saca tarjeta roja a los intentos chinos de imponer su influencia en el Sureste asiático. Aquino lo presentó como la lucha de David contra Goliat, pero se guardó mucho de mencionar el acuerdo para el pleno uso por EEUU de cinco bases militares filipinas. El nuevo presidente Rodrigo Duterte aplaudió sin celebraciones la decisión de la CPA y abogó por entablar negociaciones directas con ChinaPekín también está dispuesto a negociar, aunque los ultraconservadores quieren establecer en el mar del Sur de China una zona de identificación de la defensa aérea. China necesita contención y Europa debe apoyar todo lo que evite una escalada militar.

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