MIRADOR

Puigdemont hace de trilero

La inclusión ahora del referéndum es otra marcha atrás

Carles Puigdemont

Carles Puigdemont / periodico

JOAQUIM COLL / BARCELONA

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Hay un viejo proverbio chino que dice cuando el sabio señala a la Luna, el necio se fija en el dedo. Pues bien, poner el foco de atención en el “referéndum o referéndum” que el miércoles anunció Carles Puigdemont para garantizarse el apoyo de la CUP a los presupuestos es fijarse en el dedo en lugar de en la Luna. Esa nueva pero en realidad vieja propuesta refleja ante todo la impotencia del separatismo para culminar un proceso de “desconexión” (eufemismo con el que se pretende maquillar un golpe de Estado) que jamás debería haberse iniciado. Las elecciones autonómicas de hace un año se plantearon por parte del entonces president Artur Mas, JxSí y la CUP como un plebiscito. Quisieron contarse y, tras tres años de agitación y propaganda, cosecharon el 47,7%. Perdieron su plebiscito, como reconoció la noche electoral el cabeza de lista por la CUP, Antonio Baños. No existe ningún “mandato democrático” para la secesión que se derive de esas elecciones.

La inclusión ahora del referéndum, pactado o unilateral, es una nueva reescritura de la hoja de ruta con la que JxSí solicitó a los catalanes nada menos que “el vot de la teva vida”. Se trata de otra marcha atrás. La primera llegó tras el 27-S. La declaración de independencia, que precedía sobre el papel a la celebración de unas elecciones llamadas “constituyentes”, desapareció por arte de magia, incluso se negó que figurase en el programa electoral. Puro trilerismo. En su lugar ha ido ganando peso la denominada ley de transitoriedad jurídica, auténtico arco de bóveda de la desconexión donde cabrán todos los despropósitos antidemocráticos. La segunda modificación de la hoja de ruta llega justo ahora, a la mitad del camino de los 18 meses. Las anunciadas elecciones constituyentes se difuminan a favor de un referéndum unilateral en la segunda quincena de septiembre. De entrada es un calendario que garantiza otra Diada callejera para la abnegada parroquia independentista.

La inclusión del referéndum supone una rectificación en toda regla porque hasta hace poco los dirigentes de JxSí consideraban que se trataba de una pantalla ya superada. “Hemos votado y hemos ganado”, repetía Gabriel Rufián. Ahora resulta que no. Puigdemont va a repetir los pasos de su predecesor en el cargo que, en septiembre de 2012, anunció que se proponía hacer un referéndum de acuerdo con las leyes españolas, pero que “si no se puede, habrá que hacerlo igualmente”. Estamos ante un 'dejà vu'. Con este regreso a la casilla de salida quiere escarbar en las contradicciones de los comunes de Ada Colau Ada Colauy empujarlos hacia la unilateralidad para extender el conflicto con el Estado. El cambio de ruta supone también alejar el escenario más peligroso para su partido: nuevas elecciones. Puigdemont va moviendo las bolitas de su juego trilero hasta marear a propios y extraños.