Preparados, listos y ¿ya?

El Puigdemont periodista ha sabido colocar bien su mensaje

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NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Cocinero antes que fraile. Carles Puigdemont demostró que además de presidente es también periodista. Y que tiene muy clara la importancia de comunicar bien el mensaje. Un titular. Una frase corta y clara: “O referéndum o referéndum”. No lo acompaño de un “vinculante”, un “unilateral” ni tampoco le añadió condición alguna. Como no le puso apellidos, cada uno puede interpretarlo a su conveniencia.

La CUP se da por satisfecha porque el ‘president’ ha anunciado que lo convocará y, además, le ha puesto fecha: a mucho tardar sería a finales de septiembre del año que viene. Pero, y ahí está la virtud de saber comunicar, el titular es lo suficientemente corto como para no enervar a muchos de los suyos, aquellos que en su partido no ven nada clara la convocatoria de un referéndum que no tenga garantías de ser algo parecido al escocés. Son los que defienden que hay que evitar la repetición de un 9-N y que si se convoca otra consulta tiene que ser sabiendo que será tomado en serio por el Ejecutivo central y reconocida por la comunidad internacional (el ‘conseller’ Raül Romeva acumula portazos gracias a las buenas y males artes de la diplomacia al servicio del inasequible Margallo). Como no lo aclaró consiguió también tranquilizarlos.

El Puigdemont periodista ejerció el principio (cuestionable) que asegura que el periodismo consiste esencialmente en decir. Los discursos, como el papel y las tablets, lo aguantan todo. Otra cosa es que lo que se diga después pueda cumplirse. Y ahí es donde deberá aplicarse el Puigdemont político. Dice el ‘president’ que los catalanes nos iremos el próximo verano de vacaciones sabiendo cómo su Govern nos quiere desconectar de España. El verbo da miedo por más que insista en que se hará “de manera ordenada”. Austero en explicaciones, sea porque no tiene respuesta o porque se la reserva, lo que no dijo es qué piensa hacer si las leyes que detallarán esa desconexión acaban en el Tribunal Constitucional. ¿Se impulsarán igualmente? ¿Se guardarán en un cajón a la espera de que se celebre el referéndum? ¿Será la base de un programa electoral si el referéndum acaba en los tribunales?

Sí, muchas preguntas, pero que en algún momento deberían empezar a contestarse. Tampoco quiso hablar de ningún plan b, esto es, unas elecciones que sustituyesen a la consulta cuando se demuestre su inviabilidad jurídica y política, por más que una mayoría de catalanes quieran expresarse, a favor o en contra de la independencia, ni que sea para acabar con el bucle. Los dirigentes soberanistas insisten en el ‘procés’ empezó en el pueblo y tiene que acabar dando la voz al pueblo. Tal vez para ser exactos deberían precisar que empezó con una parte del pueblo, destacable e importante pero una parte,  y ya veremos cómo concluye si es que este principio tiene final.