Puigdemont y Rajoy tienen su plus

Las posibilidades de supervivencia de la legislación soberanista son tan escasas como conocidas por ambas partes

Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont. / periodico

JORDI MERCADER

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Guardias civiles creando miedo escénico para mantener viva la legendaria cloaca del Estado, diputados desobedeciendo orgullosos el Estatut para elaborar leyes impropias del Parlament y guardianes de la Constitución esperando para suspenderlas al minuto. Señales de humo de un conflicto listo para estallar, fundamentado en la fe de las partes en el poder de sus respectivas ventajas. Rajoy ostenta un indiscutible plus de legalidad y Puigdemont cree tener a su favor el plus de la realidad.

El independentismo ha intentado socavar el plus indiscutible de legalidad del que goza el Estado de derecho apelando al origen franquista del mismo y a las derivas autoritarias demostradas por el Gobierno de Rajoy para combatir al adversario político. Queda comprobado que los actores internacionales no parecen dispuestos a considerar la Constitución como un simple tótem franquista, no tanto porque no estén al tanto de las limitaciones de la Transición sino porque la prudencia y, en muchos casos, sus propios pecados fundacionales les desaconsejan cualquier metedura de pata.

La ventaja de disponer de un plus de la legalidad es tan evidente que la mayoría del Parlament se va a regalar una legalidad a medida. Las posibilidades de supervivencia o de reconocimiento internacional de esta legislación soberanista son tan escasas como conocidas por ambas partes. El plus de Rajoy en este sentido es nítido y solamente puede malbaratarlo el propio Rajoy con un ejercicio desmesurado del mismo, confirmando así las continuas denuncias de la baja calidad democrática del Estado español. Hasta ahora, hay una cierta normalidad; el sistema legal reacciona aplicando la ley y la Generalitat y el Parlament siguen tejiendo sus planes. La sobreactuación jurídica del Estado deberá provocarse con un acto formal contra una prohibición del Tribunal Constitucional y esto puede suceder antes del 1-O.

Confianza ciega

El plus disponible por el independentismo no está en la celebración del referéndum, sino en la posibilidad de aprovechar el exceso jurídico para crear una realidad política y social de apoyo a la independencia y de rechazo al Estado español, tan clamorosa como para evidenciar a los ojos del mundo que no se trata de un instante de revuelta transitoria, sino de un estado de ánimo colectivo sin marcha atrás. En la potencia de esta realidad confían ciegamente para obtener el reconocimiento exigible para proclamar la república o sentar en la mesa al Gobierno español.

La debilidad de este plus es que depende de la pérdida de la ventaja en manos de Rajoy. Este, para evitar el exceso perdedor, podría contemporizar ante el decreto del referéndum, intentando forzar un 1-O aguado, para demostrar que su resultado no sirve para nada. En primera instancia, frustraría la esperanza independentista de una buena crisis institucional, pero sería acusado de debilidad por los partidarios de la mano dura y le dejaría a merced de un éxito indiscutible de la jornada independentista, un hecho objetivo que daría la superioridad táctica al plus de la realidad.