La clave
Puigdemont, euroescéptico
Juancho Dumall
Ha trabajado en las áreas de Política, Opinión y en la edición del fin de semana.
Juancho Dumall
El catalanismo moderno no se entiende sin un componente europeísta. Los intelectuales que volvieron a levantar la cultura catalana tras el colapso de 1939 entroncaron de una manera natural con los movimientos europeístas de raíz sobre todo democristiana de la posguerra europea. En su espléndido libro 'El llarg procés' (Tusquets, 2015), Jordi Amat rastrea los esfuerzos de titanes del pensamiento de la época, como Vicens Vives o Josep Benet, para situar en la nueva Europa el horizonte de una todavía lejana Catalunya democrática.
Más tarde, Jordi Pujol, europeísta convencido, políglota y lector de prensa internacional, apuntalaría esa idea, que sería uno de los ejes de su acción de gobierno durante 23 años. La Catalunya autonómica, próspera e integradora, no podía entenderse sin la pertenencia al club de la UE que, con sus muchos defectos, había consolidado un gran espacio de libertad y progreso.
Ahora el independentismo ha entrado en colisión con esa Europa. Así lo expresa este fin de semana el presidente de la Generalitat destituido, Carles Puigdemont, en una entrevista concedida a la televisión estatal de Israel Canal 1 Kan. "La UE –afirma– es un club de países decadentes, obsolescentes, en el que mandan unos pocos, además muy ligados a intereses económicos cada vez más discutibles". Y a continuación propone que sea "el pueblo de Catalunya" quien decida si quiere seguir formando parte de la UE.
¿Qué ha ocurrido para que el catalanismo, o una parte significativa de este, haya pasado en un pispás del europeísmo al euroescepticismo? ¿Las carencias de la UE habían pasado desapercibidas hasta ahora? ¿Tiene Catalunya una alternativa que no pase por la UE?
Pataleta
La arremetida de Puigdemont parece más el fruto de una pataleta que de una reflexión profunda. La decepción producida por el nulo respaldo europeo a la declaración de independencia ha sido el detonante de este euroescepticismo que aleja a la lista de Junts per Catalunya de la centralidad y la sitúa en una radicalidad solo comprensible por la peripecia personal de su cabeza de cartel.
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