Pues vale
Los políticos no hacen en Catalunya su trabajo, que consiste en gestionar y solucionar situaciones difíciles. Para las fáciles vale casi cualquiera
La deriva que está tomando la situación en Catalunya, ante el referéndum del 1 de octubre, es muy decepcionante. Los representantes políticos no están haciendo su trabajo, que consiste en gestionar y solucionar situaciones difíciles. Para las fáciles vale casi cualquiera.
Mariano Rajoy no se ha movido ni medio milímetro. Su imaginación le dio para designar a la vicepresidenta como enviada especial a Catalunya, en un gesto que tenía pinta de postureo. Es verdad que Soraya Sáenz de Santamaría acostumbra a apagar fuegos con eficacia. Pero pensar que su sola presencia en Catalunya, publicitada especialmente al principio de la legislatura, iba a contribuir a solucionar un problema tan hondo, es un poco absurdo. El presidente del Gobierno apela a la ley y ya. Esa es una vía que se ha demostrado eficaz para frenar a los políticos independentistas, pero no sirve para convencer o seducir a los ciudadanos independentistas.
Enfrente de Rajoy nos encontramos con el gobierno catalán. Puigdemont y Junqueras tienen decidido hacer el referéndum, aunque eso suponga coger la ley y pasársela por el forro. Qué cosas no le ocurrirían al contribuyente corriente y moliente si decidiera hacer lo mismo con las leyes de la Generalitat… Pero además, es muy preocupante la intolerancia interna hacia el discrepante. Puigdemont se ha cargado a un 'conseller' por poner en duda la celebración de la consulta, ha cambiado a otros tres y se ha llevado por delante al director de los Mossos, que era un señor que defendía la neutralidad del cuerpo. Como para defender el 'no'… ¿No hemos quedado en que lo de poner urnas el 1 de octubre es una expresión democrática elevada a la enésima potencia? ¿Entonces? ¿Expresiones democráticas o libertad para qué, para obedecer ciegamente a Puigdemont?
OCURRENCIAS
En medio de estos dos polos opuestos, Rajoy y Puigdemont, nos encontramos a los dos partidos más votados del país, después del PP, completamente perdidos. Pedro Sánchez pretende frenar el referéndum diciendo que España es "una nación de naciones", cosa que no comparte la mayoría del PSOE, y su secretario de Organización aboga por perdonarle la deuda a Catalunya. Todas estas ocurrencias reciben acto seguido una desautorización seguida de otras propuestas igualmente confusas. Y en Podemos y sus confluencias tan pronto desprecian el 1 de octubre hablando de "cajitas” o de simple "movilización", como nos dicen que darán todas las facilidades para que se celebre.
Lo que yo me pregunto es a quién beneficia esta tensísima situación. La respuesta podría ser: "A los ciudadanos que conseguirán por fin votar". Y no. Ojalá, pero no. El resultado de la consulta no lo va a reconocer nadie. Así, no.
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