EL 1-O

El PSC, el referéndum y Barcelona

Debemos dudar de la legitimidad de procurar condicionar el gobierno de la ciudad contra la voluntad de la mayoría de sus ciudadanos

Miquel Iceta

Miquel Iceta / periodico

ANDREU PUJOL MAS

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Miquel Iceta ha hecho unas declaraciones para presionar el gobierno Colau para que desobedezca al Parlament y a la Generalitat. El objetivo de Iceta es que la capital del país ponga trabas a la celebración del referéndum para así poder dar una pátina de precariedad e inestabilidad al ejercicio democrático, con la intención de desanimar la participación y dificultar una lectura nítida de los resultados.

Por si alguien lo ha olvidado, el PSC es la quinta fuerza en el consistorio barcelonés, con solo cuatro concejales. Al mismo tiempo, en el Parlament es el tercero de la fila, a una distancia abismal de la coalición ganadora y mucho más cerca de los últimos que de los primeros. Ya que estamos haciendo memoria, recordemos también que Colau se presentó a las elecciones defendiendo "llegar hasta donde haga falta" para poder ejercer el derecho de autodeterminación de Catalunya.

Así, por más que en el juego político sea comprensible que cada uno intente hacer prevalecer la fuerza de la que dispone, debemos dudar de la legitimidad de procurar condicionar el gobierno de la ciudad contra la voluntad de la mayoría de sus ciudadanos. La propia alcaldesa, que declaró que el ayuntamiento "pondrá todas las facilidades para que se vote" el día 1 de octubre, no debería tolerar que una formación minoritaria la ponga en la disyuntiva de tener que escoger entre un acuerdo de gobierno y la lealtad a su electorado y al gobierno de Catalunya.

Llamamiento al boicot

Más allá de Barcelona, sería bueno que el primer secretario se empezara a preocupar por lo que pueda pasar en su casa. Es una situación habitual el hecho de que en municipios más pequeños gobernados por los socialistas haya una mayoría social independentista muy evidente. No está nada claro que sus alcaldes y alcaldesas estén dispuestos a enfrentarse a sus conciudadanos que, al fin y al cabo, les otorgan el cargo que ostentan. Puede que buena parte del partido de Iceta no se ponga a secundar su llamamiento al boicot.