PSC-PSOE, es larga historia

Miquel Iceta durante el Congreso del PSOE en Madrid del pasado domingo

Miquel Iceta durante el Congreso del PSOE en Madrid del pasado domingo / periodico

ALBERT SÁEZ

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El nacionalismo banal que penetra a la izquierda en España afila estos días sus puñales contra Miquel Iceta, en particular, y contra el PSC como partido. El Partido de los Socialistas de Catalunya no es solo el Partido Socialista en Catalunya como quisieran algunos. De esa sutil diferencia han sacado partido unos y otros en los últimos 40 años. El PSC sirvió para desmontar la hegemonía comunista en la izquierda catalana. Para conectar a Felipe González con los sectores más dinámicos del empresariado catalán. Para convertir los Juegos del 92en un ejercicio irrepetible de creación y reparto de la riqueza. Las estancias más prolongadas del PSOE en la Moncloa han concidido con los mejores momentos del socialismo catalán o del socialismo en Catalunya: cuando Felipe abrazó la causa europeísta y cuando Zapatero se sumó a la reforma del Estatut. Ha sido un matrimonio también útil para el PSC que entre 2004 y 2010 acaparó todo el poder imaginable. 

La izquierda caviar que habita en la prensa 'madrileñizante' no debería ahora vender al PSC por el plato de lentejas de la investidura de Rajoy. El PSC también podría exhibir su lista de agravios ante los "compañeros" del PSOE. Para empezar la orden que se dio en su momento a la fiscalía para desistir en la querella contra Jordi Pujol por el tema Banca Catalana. O el idilio que el mismo Pujol vivió en los años 90 con Felipe cenando en casa de Duran Farell (Gas Natural) a espaldas de Serra y Maragall. O aquella noche de enero de 2006 cuando Zapatero le prometió a Artur Mas que sería 'president de la Generalitat' a cambio de comerse el aeropuerto, la financiación y la nación en el texto del Estatut pasado a referéndum de todos los catalanes. O aquel verano de 2010 cuando se mofaron porque Montilla habló de desafección para explicar las letales consecuencias de la pasividad de Zapatero ante la descabellada sentencia del Tribunal Constitucional enmendando lo aprobado en las urnas. El PSC ha sufrido en silencio como todas esas trastadas de Ferraz le segaban la hierba electoral y aún se ha tenido que oír que sus debacles eran culpa de su "nacionalismo". La historia es larga y el tiempo inexorable. 

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