Análisis

Prudente primer paso

ERNEST FOLCH

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El Barça se vuelve discreto. Después de una campaña electoral sin estridencias, ganó el candidato más moderado, que lo celebró sin aspavientos. Todo el mundo ha destacado la simbólica y aplastante mayoría absoluta de Bartomeu. Sin embargo, una vez asimilados los números, lo más significativo, por novedoso, han sido las primeras palabras del presidente, dichas sin ínfulas ni falsas pretensiones.

Bartomeu hizo un primer discurso muy comedido, casi desnudo, en el que hizo muy pocas concesiones a la grandilocuencia. Quizá por su inseguridad verbal, o quizá consciente de la trascendencia que al cabo de los años se dan a estas primeras palabras, prefirió refugiarse en conceptos inteligibles y pragmáticos. No hubo, como en el caso de la candidatura ganadora de Laporta en el 2003, un anuncio explícito de la transformación que iba a sufrir el club desde el día siguiente. Ni tampoco cayó en la trampa de proclamarse el "presidente de todos" ni mucho menos de citar a Nelson Mandela como hizo Rosell en su inoportuno primer discurso en el 2010.

Sin falsas promesas

En la noche del sábado, al igual que hizo en toda la campaña, Barto prefirió no hipotecarse con falsas promesas ni grandes frases que luego pasan factura. El nuevo presidente parece haber aprendido muchas lecciones del nefasto arranque de Rosell, que retiró la presidencia de honor a Cruyff escasas horas después de haberse proclamado el presidente de todos, se estrelló a las primeras de cambio en su promesa incumplible de poner los partidos del Camp Nou en horario infantil y fue una víctima de una fallida 'Grada d'Animació' que tuvieron que parar los Mossos d'Esquadra.

El primer discurso del presidente electo señala esta vez un camino diáfano y más inteligente, opuesto al de su predecesor: marcado por la prudencia y la discreción, parece muy lejos de aquellos viejos resentimientos que sugerían que en el club se gobernaba sobre todo contra el pasado. En caso de duda entre la frase para la historia y el discurso soporífero, Bartomeu da señales de optar siempre por el aburrimiento, ni que sea por pura sensatez. Su único compromiso explícito, presionado por la propia campaña electoral, ha sido su apuesta por la cantera, que le obligó a hacer su única promesa en el primer discurso: "Seguiremos ganando si sabemos trabajar en La Masia".

Por lo demás, Bartomeu anunciará este mismo lunes su director técnico, ha dejado abierta la puerta a cambiar incluso de patrocinador tras comprobar que Catar sigue generando mucho rechazo y no tiene más proyectos de envergadura que cumplir que el Espai Barça, que ya había ganado en referendo.

Es, pues, un presidente que ha sabido crearse un terreno de juego cómodo, sin ataduras, e infinitamente menos ideológico que RosellBarto parece obsesionado en aplicar la máxima de Antonio Díaz Miguel: meter la primera canasta y empezar ganando, este es el objetivo de su prudente primer paso. Su crédito dependerá exclusivamente de lo que en realidad ha dependido siempre. Ganar o no ganar: esa es la cuestión que el barcelonismo dijo el sábado que sigue considerando prioritaria.