Propósito de año nuevo: ¿Concretamos?

INTEGRACIÓN. Instalaciones de La Fageda, cooperativa en la que trabajan 282 personas, 163 de las cuales tienen discapacidad intelectual.

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ROCÍO MARTÍNEZ-SAMPERE

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El pasado 19 de diciembre tuve la oportunidad de presentar en Barcelona el libro de Felipe González 'En busca de respuestas', donde el expresidente habla de la ausencia actual de liderazgo ("mediocracia" le llama) y los problemas que ello conlleva para articular una salida real a la crisis económica, social e institucional en la que estamos inmersos. Si bien la figura de Felipe Gonzalez puede resultar controvertida, las aportaciones que hace resultan interesantes y presentar el libro a su lado se convirtió en una experiencia.

Como él mismo dijo, "la suma de indignaciones no configuran un programa de gobierno" y hacía un llamamiento a desgranar un programa de acción y regeneración (no de retórica). De la indignación necesaria a la acción imprescindible. Todo ello, decía, participando de la conversación global que está teniendo lugar, a partir de proponer ideas innovadoras y a la vez creíbles, alejadas de los clichés que parten de una visión cerrada, dogmática o bien simplista de la realidad. "Lo que está en crisis no son las ideologías, son las ideas", es una de las muchas afirmaciones contundentes del libro. Una llamada a llenar las ideologías de ideas nuevas en lugar de nostalgia o titulares.

Jordi Vaquer, Dolors Reig y Sergio Cortés eran los otros participantes de la mesa en la que se presentaba el libro y una de las cosas que más me sorprendió es que la visión de las tres personas que no se dedican a la política era mucho más optimista que la de Felipe o la mía. Las cosas que se pueden hacer, las cosas que ya están ocurriendo, la potencia de las redes en un mundo que ya es global y las oportunidades que esto conlleva era sobre lo que hablaban Vaquer, Reig y Cortés. Fuera de la política había más entusiasmo, tal vez más ambición, que aquella que denotábamos los que estábamos dentro.

Confianza en la democracia

La desafección con los políticos --más que con la política-- es más que evidente. No solo la percibes en cualquier conversación en la escuela, en la mesa de Navidad, en el mercado... sino que lo señalan todas las encuestas. ¡El último CIS, devastador, decía que solo el 25% de los españoles de izquierda confiaba en la democracia!

Nos podemos extender por tanto en analizar más y mejor porque hemos llegado hasta aquí, al insistir más y mejor sobre lo que no funciona. Pero mi sensación es que la crisis profunda de credibilidad en lo que decimos nos obliga como mínimo a cambiar de estrategia. No nos basta con proclamar el cambio, lo debemos demostrar. No hacemos suficiente con decir que tenemos que reformar , debemos detallar. No nos basta en señalar razones , las tenemos que llenar de contenidos. No nos basta en resistir, tenemos que volver a conquistar .

Por eso uno de mis propósito de año nuevo es hacer más caso a lo que decían Jordi Vaquer, Sergio Rios y Dolors Reig. Que si digo que las redes son importantes para participar de la conversación global , no las vuelva sólo un mecanismo de autopromoción virtual. Que si digo que la retórica vacía no sirve, explique qué haría yo para cada crítica que hago a los demás, llenando de contenido el exceso de buenas intenciones donde es fácil caer.

Siete conceptos que cambian tendencias

Por eso el primer artículo de 2014 es una propuesta sobre algo que me gusta: la economía. Siete temas, palabras y conceptos que están cambiando las tendencias económicas de un sistema productivo que queremos diferente. Es solo una llamada a conocerlas, a investigarlas, a pensarlas y a hablar, con el detalle y la complejidad que sea necesario para ver si nos pueden servir. Y en caso de usarlas, aplicarlas.

¿Dónde? Allí donde las cosas pasan. En casa donde todo empieza desde la acción cotidiana, en el Parlamento donde dedico mi esfuerzo representando los ciudadanos de Catalunya con propuestas valientes e innovadoras para sacar al país de la crisis, y sin duda también en mi ciudad, Barcelona, allí donde colectivamente convivimos como ciudadanos. De nuevo la ciudad contenedor de todos los problemas del mundo, pero también de todas las soluciones posibles.

Este es mi propósito de año nuevo, siete tendencias económicas de cosas que ya pasan, de las que otros han escrito ya, de las que ya se han explicado, que me gustaría comentar con todos vosotros y de las que oiremos a hablar.

1. Consumo colaborativo: Se trata de poner facilidades al acceso a los recursos. No se trata tanto de "poseer" en el término clásico de propiedad, sino de tener acceso al recurso. Compartir es la esencia de esta forma de consumo en sustitución de la posesión , fomentando un uso y consumo responsable, un acceso fácil entre individuos y haciendo de la comunidad un lugar de encuentro entre ciudadanos, sostenible ambiental y económicamente y sin pasar necesariamente por el estado como intermediario. ¡Una de esas acciones posibles a realizar en primer término desde casa! Esto cambiará parte de la estructura actual de consumo.

2. Inversión de impacto: Inversiones directamente realizadas en empresas, colectivos, organizaciones o medidas con una alta capacidad de impacto social o medioambiental. Se trata de priorizar inversiones directa o indirectamente y de forma transparente allí donde se pueden obtener resultados palpables sin perderse en la opacidad ni la burocracia. En tiempos de escasez es importante priorizar. ¿Y si lo hacemos según el impacto en vez de la arbitrariedad?

3. Bancos de tiempo: El tiempo es actualmente un bien muy valorado. Los horarios laborales, familiares, domésticos hacen difícil contar con tiempo para actividades complementarias: cultura, deporte, formación, asociacionismo o vida comunitaria. Por otra parte, el tiempo puede ser una moneda de cambio dentro de la comunidad. Una hora de mi tiempo en que me ofrezco a dar clases de inglés equivale a una hora de tiempo de mi vecino para darme una mano a arreglar la puerta de la habitación que se atasca con frecuencia. Se trata de poner a disposición de la comunidad un rato de nuestro tiempo recibiendo como compensación un rato de otro miembro para cubrir una necesidad que requiero. El tiempo se convierte en la moneda. ¡Moneda para el intercambio!

4. 'Gift economy': Leed la iniciativa de Cafés pendientes. Una forma de ayudar que me ha parecido interesante y que sería interesante esparcir por Barcelona . La "caridad" no puede sustituir el papel esencial de los poderes públicos como correctores de las desigualdades , pero en medio hay espacio para iniciativas solidarias e ingeniosas que simplemente requieren el precio de un café .

5. Felicidad nacional: Si bien la idea implantada en Bután puede parecer muy alejada de la práctica real, sirva este concepto para recordar algo que me oireis repetir por profunda convicción: "No podemos dejar la economía en manos de aquellos que solo conocen las leyes de sus propios beneficios". La economía, tan necesaria, no es un fin en sí misma, debe ser una herramienta al servicio de los ciudadanos. Si bien la felicidad como concepto puede convertirse en demasiado abstracta, si es cierto que la economía debe convertirse en un mecanismo para mejorar la vida de las personas. El PIB y su crecimiento no pueden ser los únicos indicadores para medir el progreso de un país. Para hacerlo hay que saber sus resultados en educación, sanidad, medio ambiente o cultura. Si progresan las personas, progresa la economía. Esta es nuestra "felicidad nacional".

6. Lo que cuenta es pequeño: ¡Claro que importa! Si bien hay grandes cambios que requieren de reformas legislativas o de batallas globales, otras dependen en primera instancia de nosotros. Lo que comemos y compramos son decisiones y acciones cotidianas. ¡Lo pequeño importa! Porque en el mundo en que vivimos no todo es delegable en la política y la suma de muchas pequeñas acciones individuales hacen grandes acciones colectivas. ¡Esto también es política!

7. Emprendimiento social: El emprendimiento social es una realidad. En todo el país, personas con vocación de servicio a la comunidad han puesto su talento a disposición de los demás, para ayudar a crear oportunidades para aquellos que se encuentran en situación de desventaja. Conocéis ejemplos como La Fageda, que desde la iniciativa privada crean oportunidades y hacen una labor social innovadora que repercute en beneficio de toda la comunidad.

Como veis son una recopilación de iniciativas interesantes. No son grandes políticas y algunas de ellas son pequeños experimentos que como economista me llaman la atención, pero que en su conjunto nos sirven para cerrar esta reflexión de fin de año y marcar un buen propósito: hay que buscar alternativas innovadoras, diferentes, etc. porque está claro que hay y tenemos que apuntarlas.

¡Feliz 2014!

PD: Como he apuntado al inicio, la red es importante para colaborar. Os hago a manos mi correo por si conoceis a fondo alguno de estos temas y entre todos puede salir alguna propuesta innovadora que llevar o bien al Parlament o donde nos sea necesario. Si es así, me gustaría hablar y tratar de encontrar propuestas y respuestas conjuntas. Lo puede hacer rms@rociomsampere.cat y también vía @rociomsampere en Twitter .