Prohibir, esta es la defensa

Me parece que nunca he mantenido una breve conversación con Xavier Sardà. Pero siempre que lo he visto me ha inspirado una impresión de autoridad. Eso sí, soy un lector que sigue a menudo lo que escribe en este diario, en la contraportada del domingo. Hace pocos días hablaba de la situación política con su habitual rotundidad. Que no es enemiga de la precisión.

Dice que Rajoy es un perfecto «negacionista» (no lo confundan, atención, con negociador). Afirma Sardà que Rajoy da la espalda a la realidad a favor de una mentira más confortable. Él le diría que está perdiendo la batalla política de Catalunya. Estoy absolutamente de acuerdo. ¿Se da cuenta, Rajoy? A mí me parece que es un presidente acartonado, que se manifiesta a través de un par de tópicos, aburridamente repetidos. En Europa sería un político de aire anticuado. Aquí ya lo parece, y sospecho que le ocurre tanto a la población española como a la gente de su propio partido.

Ejercicio de incomprensión

Después de señalar que es crítico con Mas y con algunos aspectos del procés, Sardà hace también referencia a Alicia Sánchez-Camacho. El párrafo que le dedica es de antología. Así recuerda lo que dijo hace pocos días la encumbrada Alicia: «El proceso independentista catalán ha acabado».

El periodista proclama: «Viva el negacionismo». Y añade: «Los periódicos, las televisiones, las radios de su órbita claman para que prohíba todo lo que es prohibible, como única solución». Y el título del artículo es 'Vais a perder Catalunya'. Es un vaticinio que hay que considerar, porque todo es complicado y el futuro, en política, resulta por definición imprevisible. De todas, formas, el periodista habla desde la lógica, la racionalidad, la visión objetiva de la situación y de su posible derivación. Pero es cierto que la política española, desde hace tiempo - ¿quizá de siempre?-, es un constante ejercicio de incomprensión. Quizá esta incomprensión, en el fondo, hace que se pregunten, desconcertados: «¿Por qué existen los catalanes?».