Pequeño observatorio

El progreso se llamaba Seat 600

El 600 fue una novedad que revolucionó la vida cotidiana de Barcelona, y de hecho de todo el país

Cadena de montaje del Seat 600, en los años 60.

Cadena de montaje del Seat 600, en los años 60. / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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La periodista Mayte Rius recordó que hace pocos días se ha podido celebrar un curioso aniversario: los 60 años de la salida de la fábrica del primer Seat 600, un automóvil nacido en Barcelona. Fue una novedad que revolucionó la vida cotidiana de Barcelona, y de hecho todo el país.

El 600 no era un vehículo muy potente, comparado con los que tenían que aparecer después. No era un vehículo muy potente, digo, porque era difícil que pudiera superar los 100 km/h sin riesgo. Nada que ver con los bólidos que hoy en día superan fácilmente esta velocidad, considerada casi de paseo.

Yo decidí, cuando aún era bastante joven, tener uno, y ser prudente teniendo en cuenta las carreteras de la época. Pero me fue útil para ir en verano a Argentona y arriesgarme un poco más para ir al Pallars. Recuerdo la temeridad que suponía bajar por aquellas curvas en pendiente. Atención: mi 600 no disponía de los frenos necesarios. Admito que el lector no lo crea. Pero es un hecho que cuando pude comprarme un 600 de primera mano me pareció que conducir era bastante aburrido.

El problema que apareció es el del equipaje. Ibamos apretados, padres e hijos, y en la baca, en el techo del coche, habíamos atado varios paquetes que necesitábamos para vivir unos días en La Pobla de Segur. Y en una curva, un gran paquete que llevábamos en la baca se desató y se quedó en medio de la carretera. Afortunadamente no nos seguía ningún coche.

Han pasado muchos años, y la vida me ha llevado a ir en coche –a veces yo solo- por varios países de Europa, incluso hasta Escocia. No he tenido coches importantes pero los modestos nunca me han dado problemas. Hace dos o tres años dejé de conducir, obedeciendo la cariñosa pero decidida presión de mi hijo Josep. Puedo decir, pues, que mi historia automovilística terminón sin tropiezos.

Ahora, en Barcelona, existe el Club 600. Ya se sabe, el pasado hace historia.