Editorial

El progresivo adiós al pago en efectivo

Hay que estimular que el desarrollo de la transacción digital no solo sea cómodo sino lo menos oneroso posible

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La progresión de la tecnología digital en las más diversas actividades es imparable. Uno de los ámbitos en que los usos avanzan a gran velocidad es en los sistemas de pago. Si el cajero automático fue la gran revolución de los años 80 del siglo pasado, hace ya mucho que buena parte de la actividad económica se realiza a través de sistemas digitales. Hay una gran parte de pagos de cierta dimensión que no concebimos -o podemos- realizar de otra manera, pero aún es mucho lo que se sustrae a ese circuito.

Una de las primeras cuestiones que aparecen en favor ampliar el máximo los métodos de pago digital es la convicción de que ayudará a combatir el fraude fiscal. Todo lo que sea limitar el pago de cantidades sustanciales en efectivo contribuye a que la transacción deje rastro y sea controlable. Un segundo ámbito en que la tecnología va a ampliar su influencia es precisamente en el uso de dinero de bolsilloEl año pasado casi 100.000 millones de euros salieron de cajeros automáticos -buena parte en fin de semana- para ser utilizados en comercios, que días después lo reintegraron al sistema bancario. Es una cantidad enorme en la que bancos, operadores de telefonía y emisores de tarjetas tienen un evidente interés. Intervenir en formas de pago cada vez más sencillas y ágiles supone participar en el cobro de comisiones millonarias.

Ahí es dónde hay que estimular el desarrollo de mecanismos que hagan que ese tipo de transacciones no solo sea cómodas, sino lo menos onerosas posible, especialmente para comerciantes y consumidores. Las tasas bancarias y las que pueden aplicar otros operadores responden al libre mercado, y por eso hay que evitar que este sea un mercado cautivo, como ocurre en algunos sectores casi monopolísticos (ahí tenemos la reciente multa a cinco petroleras por su pacto de no agresión en los precios). No es ningún secreto, por ejemplo, que la banca está poniendo el acento en el cobro de comisiones para suplir la reducción de beneficios que logran a través del cobro de intereses por el crédito.

Una última alerta sobre algo que siempre debemos tener presente. A más transacciones digitales, menor será nuestra privacidad. Nuestra huella digital quedará incluso en nuestra actividad más nímia. Es tiempo pues de tener presente cómo evitar que el Gran Hermano -el Estado o grandes corporaciones- lo controle absolutamente todo.