Prodigio

Todo apunta a que el futuro de Barcelona estará marcado por los pactos. Abundan las cábalas sobre la posible naturaleza de esas alianzas. ¿Es factible concebir una unión de las fuerzas soberanistas en la que confluyan la derecha y la izquierda radical? ¿Es posible un acuerdo entre izquierdas aunque sus posiciones ante el procés sean dispares? A la hora de las sumas nos centramos en las cifras variables que arrojan las encuestas. Estos suben un concejal, estos bajan dos. ¿Querrán él o ella pactar con uno u otra? Básicamente nos preguntamos qué querrán los candidatos y los partidos. Pero, ¿y los ciudadanos?

Basta con observar las encuestas para seguir, de un modo bastante certero, el camino de los votos de los desengañados. La suma del PSC e ICV en las elecciones del 2011 resulta casi calcada a la prevista de Barcelona en Comú y PSC. Los que abandonan el barco del PP se suben al de Ciutadans. Del mismo modo que el trasvase de CiU a ERC parece cantado. Desde la mirada de los votantes, cada suma encierra reproches a unos y esperanzas depositadas en otros. Son muchas las combinaciones y alguna permite elucubrar con la aventurada confluencia de la memoria y el cambio. La posibilidad de unir el atrevimiento del recién llegado y el conocimiento del que tanto la acertó y, también, falló. La radicalidad democrática y la herencia de años de progreso. Todo ello, puesto al servicio de los ciudadanos. Más que una suma, sería un prodigio.