El problema de Merkel no es que le disgusten las independencias

Siscu Baiges

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De repente, un amplio sector de la sociedad catalana ha descubierto que la canciller alemana Angela Merkel no era de los suyos. Y ha sido así porque respondió con claridad a la pregunta de un periodista español en su habitual rueda de prensa previa a las vacaciones de verano. El periodista le pidió su opinión sobre el proceso independentista catalán y Merkel dijo que “Estamos a favor de la integridad territorial de todos los Estados, lo cual es completamente diferente de que las regiones se vuelvan independientes y se organicen ellas”. Y añadió que Alemania tiene un sistema federal que da un gran margen de autonomía a sus länders y corporaciones locales pero que eso es “completamente diferente a la integridad territorial total”.

Merkel venía a decir que el modelo que deberían seguir Catalunya y España es el federal que funciona en Alemania. ¿Funciona? De vez en cuando, en Baviera se escuchan voces que piden que este länder, el más rico de Alemania, proclame su independencia del resto del país, cansado de aportar dinero a otros länders más pobres.

Y, claro, los catalanes independentistas son reacios a acatar el federalismo merkeliano.

Pero Angela Merkel no es un peligro para Cataluña por las reflexiones que hizo en la rueda de prensa pre-vacacional. Lo viene siendo desde hace muchos años por su tozudez en imponer a toda Europa, Catalunya incluida, una política de austeridad radical que ha multiplicado los efectos negativos de la crisis económica.

Medidas impuestas

Eso sí que nos ha hecho daño. Mucho. Es ella quien ha obligado a toda la Unión Europea a aprobar unos topes máximos de déficit público que han comportado recortes de la inversión pública terribles e injustos. Aquí sí que se ha mostrado implacablemente anti-catalana.

Ciertamente no està sola. El Gobierno español ha repartido interesadamente los márgenes de déficit impuestos por Merkel y compañía. Ha reclamado más esfuerzos a las comunidades autónomas y ayuntamientos que los que impone a la administración central.

El mal, sin embargo, nos venía de Berlín y Bruselas. Y nos continúa viniendo. El presidente del Bundesbank, con asiento en el Banco Central Europeo, Jens Weidmann, insiste, día sí y día también, que hay que mantener la línea de reformas y consolidación presupuestaria que ha enviado a centenares de miles de catalanes al paro y la pobreza.

Férreo control fiscal

Un señor que se llama Jyrki  Katainen, que ha sustituido al comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Oli Rehn, después de que este recogiese su acta de eurodiputado, acaba de repetir todos los argumentos equivocados de su antecesor: lo que hay que exigir es rigor fiscal, control del déficit y austeridad.

No sé si los finlandeses Rehn y Katainen o Weidmann, nacido en la ciudad alemana de Solingen, tienen tan claro que Catalunya no debe separarse de España. Pero lo que tengo clarísimo es que han hecho y hacen mucho daño a Catalunya y a los catalanes bastantes años antes de que Merkel se proclamase anti-independentista el pasado viernes.