Gente corriente

Jiajia Wang Liu: "Soy la perfecta hija china en casa y fuera soy yo misma"

Heroína moderna. Llegó de China a los 8 años, estudió Económicas, llegó a Harvard y ha montado empresa.

«Soy la perfecta hija china en casa y fuera soy yo misma»_MEDIA_1

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NÚRIA NAVARRO

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Este podría ser un pequeño cuento oriental. Jiajia Wang Liu nació en 1988 en Shixiacun, un minúsculo pueblo del sureste de China de cuyos bosques se encargaba su padre, empleado municipal. El nacimiento de su hermano empujó a la familia al exilio.

-¿Se acuerda de China?

-Viví allí hasta los 8 años. Recuerdo que mi madre corría a una tienda de comestibles que tenía una cabina para hablar por teléfono, y yo iba detrás de ella con un cuenco de arroz. Se quedó embarazada y nació mi hermano.

-Y eso cambió su historia.

-El mismo día del parto, las autoridades lo descubrieron y echaron a mi padre del trabajo y le pusieron una multa que no podía asumir. Una tía que vivía aquí y tenía un restaurante le costeó el viaje. Entró en España de manera ilegal, limpió la deuda y reclamó a mi madre. En 1997, nos trajo a mi hermano y a mí.

-Menudo impacto para usted.

-¡Nunca había estado en una ciudad tan grande! Todo me despertaba mucha curiosidad. El primer semestre mis padres -cocinero y camarera- viajaban de restaurante en restaurante. Barcelona, Valencia, Castellón, Vilassar de Mar... Trabajaban 12 horas al día, 365 días al año. En Vila-

ssar mi madre se desmayó dos veces.

-¿Por qué cambiaban tanto?

-Los dueños de los restaurantes te dan una habitación para vivir en un piso compartido con otros trabajadores chinos. Nosotros éramos cuatro y el jefe siempre se quejaba de tenernos que mantener. Así que íbamos cambiando, hasta que pudieron comprar un pequeño restaurante en Blanes, en el que apenas entró nadie durante el primer año. Empezaron con números negativos y, con mucho esfuerzo, lo levantaron, compraron un piso y pagaron nuestros estudios.

-Un sacrificio mayúsculo.

-Mi madre era capaz de dar su salud para asegurar nuestro futuro. Nos inculcó el esfuerzo, la constancia, la honestidad. Para ellos, disfrutar de la vida es algo irrelevante. Eso me produjo algún desequilibrio durante la adolescencia. Mi vida se repartía entre la escuela y el restaurante.

-Comparaba y veía que no todo era trabajo.

-Pero si le digo a mi madre que hay que buscar el equilibrio entre la vida y el trabajo se le caen las lágrimas. Así que en casa no siempre he dicho toda la verdad... Soy la perfecta hija china en casa y cuando salgo con amigas soy Jiajia. Ahora ellos viven en Calella, donde abrieron una tienda de ropa, y yo vivo en Barcelona. Sin embargo, me llaman todas las noches para saber si estoy estudiando.

-Pueden estar orgullosos de usted. Habla catalán, castellano, inglés.

-Mis padres dijeron que debía estudiar Administración de Empresas, pero les convencí para hacer Económicas. Entre tercero y cuarto estuve un año en Harvard, becada por la Fundació Joan Riera i Gubau. Volví para licenciarme y logré un puesto de trabajo en la multinacional Deloitte. Pero ¿era lo que quería?». No podía dormir bien. Acaricié la idea de una editorial de libros para aprender chino. Fue como una fiebre.

-Una fiebre emprendedora.

-Todo lo veía fácil, excepto cómo decírselo a mis padres. Me habían comprado cinco trajes para ir al trabajo.

-¿Y?

-Tres días antes de empezar a trabajar, envié un correo a la empresa diciéndoles que no iba. A finales de mes mi madre me dijo: «¿Cuándo me darás tu primer sueldo?». Y yo iba demorando la respuesta, esperando que me dieran un microcrédito. Al final tuve que decirles que no había ido a trabajar y me dijeron que no me querían ver. Al cabo de pocas semanas me llamaron para decirme que me habían otorgado los 20.000 euros del premio UPFEmprèn.

-¡20.000 euros!

-Ahora ya tengo registrada la editorial, Jiajia Edicions, y los libros hechos. El primer nivel es un vocabulario básico, con ejercicios y canciones. De momento los vendo directamente a las escuelas y a través de internet.

-Escapó al destino con valentía.

-Bueno, ahora mis padres están en la campaña de buscarme un chico chino. Mi madre dice que si me caso con un catalán le romperé el corazón. Este fin de semana tengo que ir a Andalucía porque mi tía me ha buscado un novio... Y yo iré, para no decepcionar a la familia. Pero no me gusta que planifiquen mi vida.

-¿Qué defecto ven a los pretendientes de aquí?

-Mis padres piensan con estereotipos, ven a los españoles siempre en el bar, tomando cafés. No tienen tiempo para hacer el esfuerzo que requiere conocer a los otros.