Gente corriente

Albert Torras: «¿Cronista de Sants? Pues sí, supongo que sí, de algún modo»

Historiador oficioso. Leyendas de Sants, dichos de Sants, fiestas de Sants: el pasado del barrio es su tema.

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MAURICIO BERNAL

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La palabra clave es Sants; porque es en este barrio donde Albert se crió, por supuesto donde estudió y donde sigue viviendo ahora, que tiene 30 años; es la palabra clave porque casi todo lo que hace tiene que ver con este barrio, y porque sabe más que nadie, probablemente, y de seguro más que la mayoría, de su pasado. Eso, la historia de Sants, ocupa, digamos, una porción grande de su vida, pero no toda; de lo contrario no tendría tiempo para hacer todo lo demás.

-La historia de Sants. Pero usted no es historiador, ¿no?

-Pues no. Yo estudié Periodismo, pero la historia me ha gustado desde pequeño. ¿Sabe qué hacía? Los árboles genealógicos de las familias reales. Mirando dónde empezaba todo.

-Vamos al grano. Cuénteme cómo empezó a escribir sobre Sants.

-Mire, esto empezó porque yo formaba parte de una coral... formo, de hecho, todavía formo parte. La Societat Coral La Floresta, se llama.

-¿Sabe de música?

-Bueno, algo: antes de la universidad había hecho estudios musicales. De hecho, fue por eso que me apunté a la coral. Para no dejarlo perder.

-De acuerdo. ¿Y?

-El caso es que hace tres años la coral cumplió 130 años, y a mí... pues sí: pensé que debíamos hacer un libro. Contar la historia. Y así empecé.

-¿Vinieron más libros?

-Más libros, sí.Misteris i llegendes de Sants, Hostafrancs i La Bordeta, ese fue el siguiente. De hecho, fue entonces que se me ocurrió lo de las rutas históricas. Por el barrio. Fui al centro cívico, a ellos les gustó... y aquí estoy.

-¿Aquí estoy?

-Sí, lo sigo haciendo, de hecho hago varias rutas, empecé con la de leyendas y ahora hago una docena. Rutas temáticas. La verdad es que la idea la copié en parte de Querétaro, en México, donde esto lo tienen muy desarrollado, hacen rutas profesionales, con trajes de época y todo. Claro, yo ni tengo la infraestructura ni tengo las calles de Querétaro, pero hago lo que puedo para transportar a la gente. Que es de lo que se trata.

-Cuénteme una historia. De las que cuenta en sus rutas.

-Una historia... a ver. Sí. Mire: no sé si lo sabe, pero durante mucho tiempo Sants fue el barrio de los curanderos. De hecho, hay un dicho que es: «Esguerrats, cap aSants», o sea: «Los tullidos, a Sants», porque todos iban allí a que los curaran. Por cierto, recuérdeme que le cuente luego algo.

-Se lo recuerdo. Continúe.

-Bien. Bueno, pues a veces cuento la historia de Nicasio, que más que curandero era un charlatán. El caso es que Nicasio, un día, convocó a todos los tullidos de Barcelona con la promesa de curarlos, y cuando estaban todos les tiró agua bendita y les dijo: «Levantaos». Y todos, por supuesto, se derrumbaron. El caso es que a Nicasio lo persiguió la policía, tuvo que exiliarse... y esa es la historia.

-Me gusta. Dígame, ¿qué tenía que recordarle?

-Ah. Sí. Era por lo del dicho. No, solo quería contarle que ese es otro libro que he escrito. Uno de dichos.

-Dichos de Sants. Solo de Sants.

-Sí. Es pequeño.

-Es el cronista del barrio.

-¿Cronista? Pues sí, supongo que sí, de algún modo.

-Bueno, ahora hablemos de esas otras cosas para las que aún le queda tiempo. Porque me da que no vive ni de las rutas ni de los libros, ¿no?

-No, qué va, todos esos libros... por cierto, tengo otro de la fiesta mayor de Sants... Esos libros se editan gracias a las asociaciones del barrio, y de hecho se venden básicamente en el barrio. Y con las rutas no, tampoco. No, a ver, tengo un trabajo en Consum Català, y tengo, además, con un socio, una tienda de informática. Allí doy cursos a la gente mayor.

-Y ya. Dígame que no le queda tiempo para nada.

-No, aún queda. De hecho, también colaboro en la Asociación Cultural Mexicano Catalana.

-Es la segunda vez que hablamos de México.

-Mi pareja es de allí.

-Ah. Bueno. Ahora sí. Cerremos diciendo que no le queda tiempo para nada más.

-No, aún hay algo.

-No me diga.

-Colecciono arte. Pinturas, sobre todo. Y, sobre todo, pintores catalanes contemporáneos. Y no, antes de que pregunte, no me sobra el dinero. Pero es mi único capricho, lo único en lo que gasto, y además hay que saber invertir. De hecho, ni siquiera tengo suficientes paredes en el piso, y tengo pinturas que están detrás del sofá. Un Mariscal, por ejemplo. Pero que Mariscal no se entere...