Al contrataque

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MANEL FUENTES

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Una persona influyente, conocedora de los canales de la política y el poder, cuando da conferencias a estudiantes desesperanzados con el estatus quo reinante siempre les dice lo mismo: Creéis que luchar contra el sistema es casi imposible porque está muy bien organizado, pero yo que lo conozco por dentro os aseguro que es un desastre. Seríais más optimistas si supierais cómo son los que lo comandan.

Como frase generadora de confianza colectiva, hay que reconocer que es buena. Hasta que tomamos conciencia de nuestra propia desorganización para conseguir un sistema mejor alternativo. En muchos casos, los circuitos públicos están secuestrados por negociantes privados y la resistencia al cambio, la transparencia y el mérito es más que numantina. Pero a veces hay interferencias que nos indican que no todo está tan controlado.

Otra realidad es posible cuando la conciencia ciudadana actúa a modo de marea. Como consumidores tenemos tal capacidad de coacción que cuando la ejercemos conseguimos que grandes marcas tengan que rectificar ante productos y prácticas cuestionables. Como afectados también, como demuestran las conquistas de la PAH, o la lucha de los que cayeron en la trampa de las preferentes. ¿Y como votantes? Pues tal vez también.

Ya sé que cuesta confiar en las organizaciones políticas actuales, sindicatos incluidos, pero dichos dinosaurios van a tener que cambiar irremediablemente si no quieren acelerar su extinción.

De todos modos, en esta fase de parálisis, y siguiendo las tesis de mi amigo conferenciante, el sistema a veces enseña sus costuras.

No gobiernan

Últimamente, aparte de ver las de la Constitución, se las hemos visto a la Casa Real, y no siempre para mal. Hasta hace poco nos decían que en la Zarzuela, reinan pero no gobiernan. ¿Qué quería decir eso en la práctica? Pues que para seguir reinando, sus majestades no iban a cuestionar públicamente las decisiones del Gobierno.

Pero esta semana ha aparecido la princesa Letizia en el VI Congreso Nacional de Enfermedades Raras en Murcia.

Ante su discurso, nadie espera grandes distorsiones sobre lo previsto, pero del mismo modo que una zeta ha sido capaz de alterar la ortodoxia del nombre de la princesa, la escasez de recursos en la investigación científica ha sido suficiente para que Letizia los reclamara pese a que los Presupuestos Generales del Estado juegan desde hace tiempo a todo lo contrario. Cristóbal Montoro todavía no ha respondido ni ha hablado de la calidad de la princesa. Espero ansioso sus comentarios, cuando algún periodista le pregunte por ello. Que seguro que pasará, ¿no?