Peccata minuta

Habemus Paco

JOAN OLLÉ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Decimos, cuando hablamos bien o mal de alguien y este aparece súbitamente, que «el Papa de Roma por la puerta asoma»: nos equivocamos, ya que dicho personaje, como un cuco de reloj, prefiere mostrarse a los gentiles por las ventanas -tal vez porque cuando Dios cierra unas abre las otras- antes que por las puertas.

Y el pasado miércoles, justo luego de que la fumata nos anunciase que el planeta disponía nuevamente de alguien infalible, vimos aparecer por la ventana vaticana a un señor sin tiara pero con gafas que respondía al nombre de Jorge Mario Bergoglio, de 76 años y vecino de Buenos Aires. Y el porteño, después de decir el padrenuestro y pedirnos que rezáramos por él, nos dio las buenas noches como quien dice ciao, no va más. Y mientras en la gran plaza se producían escenas de monjitas en delirio, nosotros, los descreídos de mi generación, contábamos los papas vividos: media docena.

Primer Papa inmigrante

Así como hasta ahora todos nuestros sumos pontífices habían disfrutado de pasaporte de la UE, en esta ocasión la democracia cardenalicia, asistida por la sagacidad del Espíritu Santo, había decidido irse al fin del mundo a fichar al último sucesor de san Pedro: un jesuita al que le gusta cocinar. Jorge Mario, primer Papa inmigrante, ha optado por el alias de Francisco, santo bífido que, en caso de apellidarse Asís, sería el amigo de los animales; pero si se tratase del de Sales, es el santo patrón del periodismo. ¿Nos hallamos ante la primera estratagema del papa Paco para ganarse los favores de los antitaurinos y la prensa? El plácet de Rouco y sus muchachos ya se lo ha ganado por el mero hecho de ser castellanohablante, y ellos y Rajoy blandirán el arma. ¿Cómo no va a mostrar Paco I todas sus deferencias para con España si nosotros les descubrimos y evangelizamos? ¿O tal vez optará por vengarse de que el Tribunal de la Inquisición, en la Controversia de Valladolid, dictaminase que los indios americanos eran bestias sin alma?

Se puede ser ateo y anticlerical, pero no imbécil, y los que preferimos no creer en casi nada sabemos que hay millones y millones de magníficas personas para las que la fe es el único atajo hacia la esperanza, futuro teologal que nos concierne a todos. Aunque no acabemos de saber cuáles fueron las relaciones de Bergoglio con la dictadura de Videla, nos consta su profundo desencuentro con los Kirchner en dos grandes asuntos: el matrimonio homosexual (este colectivo que tanto gusta de refugiarse en las faldas de la Iglesia católica) y las muy injustas políticas sociales argentinas. El nuevo Papa ha dejado claro que está por los más humildes siempre que no sean maricones. Y esta es la media buena noticia. Que nos vayas bonito, Francisco.