Editoriales

El MWC y las oportunidades de Barcelona

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De la intervención de John Hoffman, consejero delegado de GSMA, organizadora del Mobile World Congress (MWC), ayer en el foro Primera Plana, Barcelona debería retener dos afirmaciones. La primera, que hay que mantenerse ojo avizor para conservar la mayor cita mundial de la telefonía móvil, punta de lanza tecnológica que abrochó su edición del 2012 con un récord de visitantes y un impacto de 301 millones en la economía local. Y la segunda, el extraordinario potencial de la ciudad para convertirse en un lugar de referencia mundial para una industria innovadora. A lo largo de seis ediciones del MWC, Barcelona se ha ganado la plaza con una exhibición combinada de factores que necesariamente, como las infraestructuras, deben aumentar y mejorar para no perder esta «oportunidad global», según expresión de Hoffman.

El congreso reflejará las escalas económicas modernas, cuyas fronteras se definen por la competencia y la mejor oferta. Y en esta dura pelea la concentración de conocimiento y actividad comercial en torno a la tecnología reina es una de las máximas recompensas para una ciudad. El cambio de ubicación del congreso, de Montjuïc a la Fira de la Gran Via, refleja las buenas perspectivas de la cita, cuyos organizadores incluso ya piensan en desarrollos paralelos para la convocatoria del 2014. El MWC actúa como polo de atracción para las empresas y labra el terreno para que Barcelona pueda ser referente en otras áreas. Ahora debe responder a esta llamada.