VIAJE A LA ANTÁRTIDA (3)

Esperando la ventana

El equipo de rodaje y científicos de la Universidad Autónoma de Madrid, registrándose en el hotel de Punta Arenas.

El equipo de rodaje y científicos de la Universidad Autónoma de Madrid, registrándose en el hotel de Punta Arenas. / periodico

ALBERT SOLÉ

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Después de un viaje interminable, con escalas en París y Santiago de Chile, por fin llegamos aPunta Arenas, última escala antes de dar elsalto a la Antártida, con más de 30 horas de avión y aeropuertos a cuestas. Lo sorprendente es lo bien que aguantaPepitaque no solo no pierde la compostura sino que mantiene un humor magnífico.

A la llegada de Santiago, una anécdota reveladora: detienen a Pepita en el aeropuerto por entrar una bolsa de frutos secos y no declararlo en la aduana como entrada de alimentos animales o vegetales. La cosa se arregla al cabo de un par de horas de nervios no sin antes tener que escuchar el sermón del aduanero acerca de la riqueza de la producción agraria chilena y sobre la importancia de evitar la "contaminación" de productos extranjeros.

Pasados los nervios, nos reímos de lo absurdo de la situación, aunque la nuestro no fue nada comparado con lo que le sucedió a otro viajero del mismo avión a quien le quitaron el mapa de Tierra de fuego y Antártida porque no incluía la reivindicación chilena sobre toda la península antártica, un tema peliagudo sobre el que volveré en siguientes capítulos deeste blog.

El caso es que Pepita ya ni se altera por estos reflejos inquietantes de los aduaneros. Quiero creer que es fruto de la emoción que le suscita el viaje, pero también he dado suficientes vueltas por el mundo como para reconocer rápidamente alos buenos viajeros, dotados de paciencia y pasión infinitas. Pepita es de las que sigue pidiendo ventanilla en los aviones y engancha la cara con curiosidad infantil para descifrar los paisajes a vuelo de pajaro.

Ya en Punta Arenas, nos encontramos con trescientíficos de la Universidad Autónoma de Madrid, Eugenio Rico, Antonio Quesada y Ana Justel, esperando como nosotros una ventana climatológica adecuada para volar a a la isla del Rey Jorge. La ciudad chilena compite con la argentina Ushuaia por ostentar la denominación muy turística de ciudad más austral del planeta,el "fin del mundo" como reza la argentina en su cartel de bienvenida. Anoche fuimos a cenar a un restaurante popular de la ciudad y la conversación se llenó de pasión científica, la que profesan los jóvenes y los mayores como Pepita. Así, me contaron las mil anécdotas de tantas campañas antárticas vividas en condiciones de mucha precariedad, me contaron los nuevos retos a los que se enfrenta este curioso colectivo, que a menudo antepone la ilusión por su trabajo a cualquier tipo de confort, porque les aseguro que pasarse 4 meses en tiendas de campaña recogiendo muestras de virus en el agua en el campamento Bayerns como hacen ellos no debe de ser precisamente fácil.

Esta mañana se nos ha unido también ladoctora Clara Morandeira, joven zaragozana que se convertirá en la médico de la base. Y mientras esto escribo nos acaban de confirmar que, albricias, se ha abierto la ventana: mañana a las 10 de la mañana, hora local (14:00 del domingo en Barcelona) iniciamos el gran salto. Si todo sale bien en pocas horas estaremos en laisla Rey Jorge, inundados de nieve según nos cuentan, esperando a que nos recoja el barco científico, elmítico 'Hespérides'. Qué gran momento para todo el grupo pero sobre todo qué momento tan especial para Pepita...