El epílogo

Lunes de septiembre

BERNAT GASULLA

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Nunca he estado muy de acuerdo en que le hagamos tanto caso a la cuesta de enero, cuando la cuesta de verdad, la que pone los pelos de punta y la que nos deja groguis durante semanas, es la de septiembre. Vale, es verdad que, tras el empacho de regalos, turrones, barquillos y canelones todos vamos renqueantes, pero lo que se nos echa encima cada septiembre, especialmente este, es terrorífico.

En septiembre, la mayoría de nosotros volvemos al trabajo, sufrimos el síndrome posvacacional, nuestros hijos vuelven al cole, las calles a llenarse de coches, nuestra cuenta corriente se amojama y la rutina obligada vuelve a marcar nuestra vida. El cuerpo se nos queda como cuando nos levantamos de una siesta de aquellas queCela definía de «pijama y orinal»: despeinados, con la sábana marcada en la cara y la saliva reseca en la comisura de los labios.

Todo eso nos ocurre en un septiembre normal. Es como un lunes, pero a lo bestia. Pero este septiembre, este otoño, promete. No vamos a tener tregua. El análisis que EL PERIÓDICO publicó ayer no buscaba, pese a las apariencias, deprimir a nadie. Solo pretendía recordarle al personal que nos encontramos en una cuesta que ríanse ustedes del Tourmalet o el Alpe d'Huez.

Ley de Murphy

La lista de amenazas que se ciernen sobre nuestras cabezas parece la de los jinetes del apocalipsis: paro, deuda, recortes y falta de iniciativa política. Ahí es nada. Fíjense cómo debe pintar el panorama queMariano Rajoy,que no tiene necesidad alguna de quemarse innecesariamente, se ha autoinvestido de presidente y nos advierte de la que se avecina. Todo nos va a costar mucho más. Y no me refiero solo al dinero.

Tras el amistoso que enfrentó a las selecciones de España y Chile,Andrés Iniestasentenció que «cuando las cosas van tan mal solo pueden mejorar». El optimismo se puede disculpar al genio del balón que nos hizo campeones del mundo. Pero la pinta que va adquiriendo nuestra economía y nuestra política permite formular una variante de la ley deMurphy:«Si algo puede empeorar, no lo duden, empeorará».