AL CONTRATAQUE

La primera vez que vi a Chiquito

De pronto, apareció un señor mayor, con patillas y una camisa que parecía hecha con cortinas, hablaba casi gritando, y sí, contaba chistes, pero eso casi era lo de menos

Chiquito de la Calzada

Chiquito de la Calzada / periodico

JORDI ÉVOLE

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Era verano. Verano del 94. En casa de mis padres se abría la ventana de la galería y la puerta del balcón para que corriera el aire. Nunca hizo mucho calor en aquel 4º 4ª del barrio de Linda Vista de Cornellà. Lo que daba calor era el sofá. Tenía un tapizado infernal, era sentarte y empezar a sudar. Nunca entendí porque eligieron aquella tela, teniendo en cuenta que mi padre era representante de muebles. Pero en aquel sofá de dos plazas te podías estirar para ver la tele tumbado. "Naciste tumbado", le tuve que escuchar muchas veces a mi padre durante mi adolescencia.

Hay un momento en que tu vida son tus amigos. Y mi vida pasaba justo por aquel momento. Las noches de verano en Cornellà eran los amigos. Las tertulias y las risas sentados en el bordillo de la tienda de cortinas que hacía esquina entre las calles Buenestar y Buenavista. ¿Cómo no íbamos a ser felices quedando en la esquina de calles con esos nombres? Pero aquella noche yo me fui antes.

A mí ya me gustaba demasiado la tele y aquel día se estrenaba en Antena 3 el programa 'Genio y figura', el típico espacio veraniego de cuentachistes. Yo no era muy fan de los cuentachistes, pero sí que lo era del presentador, Pepe Carrol. Me encantaba aquel mago descarado y gracioso, destinado a ser el sustituto natural de Juan Tamariz. Pero a Carrol se ve que la vida le hizo un truco y él no supo verle la trampa. Otra pena.

Fenómeno paranormal

De pronto, en el programa apareció un señor mayor, con patillas a lo AlgarroboAlgarrobo, con una camisa que parecía hecha con las cortinas de la tienda de la esquina (o en la tapicería de mi padre). Hablaba casi gritando, y sí, contaba chistes, pero eso casi era lo de menos. Se arrancó así (no es que recuerde el chiste, no estoy tan enfermo, pero es que ayer lo pusieron en un obituario): "Dos borrachos en un bar, y le dice uno muy serio al otro: Eres un 'fistro'. Trabaja menos que el sastre de Tarzán. Cobarde. Y dice este: te voy a decir una cosa, yo no te conozco a ti, pero yo te voy a preguntar una cosa a ti, por la gloria de mi madre. ¿Tú crees en el más allá? Y dice el otro: No voy a creer 'hijoputa' si yo vivo en Melilla”.

Lo he querido transcribir de forma literal para que vean que de cinco líneas de texto, el chiste en sí ocupa una línea. Lo demás és el mundo Chiquito. Lo que nos atrapó. Lo que hizo que me levantase del sofá para ver si aquello era cierto, como quien contempla un fenómeno paranormal.

'Trending tópic' sin Twitter

Chiquito aquella noche ya fue 'trending tópic' aunque no había ni Twitter. Al día siguiente en las redes sociales, que eran los bares, no se hablaba de otra cosa, mi amigo Javi ya lo empezaba a imitar y mi cuñado compraba VHS para grabarlo. Ah, y como no vivíamos en un país tan papanatas como el de ahora, ninguna asociación de Melilla se sintió ofendida por el chiste.

Siempre nos preguntamos qué hacías tu el 20-N, o el 23-F, el 11-S…. Preguntémonos también qué hacías tú el día que viste por primera vez a Chiquito. Gloria eterna al cómico. Al que nos hizo reír. Incluso a veces sin saber por qué. Porque nadie antes nos había hecho reír haciendo lo que él hacía. Esa fue su grandeza.