Primer toque de atención de Mas

ENRIC
Hernàndez

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La entente entre Convergència y Esquerra, más  'fragile' que 'cordiale', se vuelve a tambalear. No es la primera escaramuza desde que Artur Mas Oriol Junqueras firmaran en la notaría de la ANC y Òmnium su pacto de no agresión, que incluía la estabilidad parlamentaria del Govern, la negociación de una hoja de ruta independentista y la celebración de las elecciones catalanas el 27 de septiembre, aunque sin la lista única que anhelan los convergentes. Pero sí se trata de la sacudida de mayor intensidad hasta la fecha, por cuanto la ha protagonizado el 'president' y ha puesto el tela de juicio la propia convocatoria anticipada de unas elecciones presentadas como plebiscitarias.

El rosario de afrentas republicanas que comienza a acumular CDC no es poca cosa, aunque algunas las pueda explicitar --votaciones perdidas en el Parlament, el plante al 'conseller' Boi Ruiz...-- y otras prefiera sufrirlas en silencio, como la forzada comparecencia presidencial ante la 'comisión Pujol' o las dudas sobre la voluntad de Mas de poner las urnas el 27-S, que Junqueras sembró primero y recogió a renglón seguido.

La profunda indignación que causó en Convergència aquella pulla del líder de ERC, que cuestionaba el apego de Mas a la palabra dada, se compadece mal con el hecho de que sea el propio 'president' quien abra la puerta a modificar de nuevo el calendario electoral. Como por cierto plantean, encuestas en mano, no pocos cuadros nacionalistas, temerosos de que otro batacazo electoral entierre no ya el proyecto soberanista, sino las opciones de Convergència de preservar la Generalitat.

Jugada de riesgo la de Mas, que en su pugna con Esquerra por el voto independentista --y por el favor de las entidades soberanistas-- lanza el mensaje de que la cita con las urnas del 27-S es para Catalunya a un tiempo histórica y aplazable.

Próxima estación: 24-M

Este primer toque de atención debe leerse, también, con vistas a las municipales del 24-M. Los pactos poselectorales, singularmente en Barcelona, pondrán a prueba el acuerdo prioritario entre soberanistas que Mas dio por hecho y Junqueras niega. Esa es la estación previa a cualquier hoja de ruta.