La clave

Primavera valenciana

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. / lf

ALBERT SÁEZ

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Si este otoño vas a Valencia tienes la impresión de vivir en primavera. Tras los accidentados pactos de antes del verano, las instituciones han cogido velocidad de crucero para deconstruir el crematorio de los años de plomo del populismo. Ventanas abiertas, aire fresco, consellers sin gomina, diputadas sin falda entrecortada,... Nulla estetica sine etica dijo el sabio Valverde. Cae el barroco para dejar ver el esplendoroso gótico de las instituciones seculares. Valencia mira con esperanza y temor al 20-D.

La expulsión del PP del poder se ha producido gracias a una inestable coalición entre el socialismo que gobernó la transición democrática, el valencianismo moderado y la nueva izquierda de Podemos. Una amalgama que puede saltar por los aires según cuales sean los resultados en diciembre. Si Pedro Sánchez o Pablo Iglesias tienen algo que decir en la Moncloa, los valencianos confían en salir del pozo en el que les pusieron ZaplanaCamps y Fabra. En caso contrario, la esperanza de miles de valencianos se irá al garete .

Límite de déficit

En este marasmo, el discurso del presidente de la Generalitat, Ximo Puig no es sustancialmente diferente al que hacía Artur Mas en el año 2011 o en el 2012, aunque sus objetivos políticos estén en las antípodas: si no llegan más recursos del sistema de financiación no se pueden garantizar los servicios públicos del Estado del bienestar. Eso que han callado durante cuatro años los presidentes de Valencia o de Baleares o de Murcia, ahora lo empiezan a decir en voz alta. La operación del PP -escondida ahora con la ridícula explicación que dan del FLA- ha sido perversa: restringir el acceso de las comunidades autónomas al déficit autorizado por la UE a España para cercenar el gasto en educación, en salud o en dependencia. Lo han hecho a base de mentir diciendo que los recortes solo afectarían a los gastos suntuarios. Pero la realidad es que aún dejando de pagar la Copa América, la Fórmula 1 o Canal 9 no hay para reabrir camas en los hospitales o aulas en las escuelas. Candidato a las generales: no me diga qué leyes cambiará, dígame que déficit autorizará a mi comunidad autónoma.