MIRADOR

Presupuestos con misterio

JOAQUIM COLL

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El secretario general de CCOO de Catalunya, Joan Carles Gallego, se quejaba en Twitter de que los medios de comunicación de la Generalitat no se habían hecho eco de la protesta sindical ante el Parlament contra los presupuestos que anteayer se aprobaron. Al mismo tiempo, en las redes sociales se debatía qué color definía mejor a los informativos de TV-3. El diputado de ICV-EUiA, Joan Coscubiela, concluyó que el amarillo. Y es que la manera cómo los presupuestos pasaron de tapadillo fue realmente vergonzosa. En un país serio se hubiera organizado un gran escándalo. Pero el monotema, la dichosa consulta, lo tapa todo. No es casualidad. Es la única manera de que la ley más importante del año en cualquier otro sitio no lo sea en Catalunya. Lo sorprendente es que algunas mentes preclaras de nuestra izquierda sigan sin darse cuenta de que no se puede soplar y absorber al mismo tiempo. El miércoles se aprobaron unas cuentas que ICV-EUiA calificó de antisociales, y que ERC votó a cambio de esconder un agujero en los ingresos que no augura nada bueno pero, sobre todo, a cambio de una pregunta y una fecha para la consulta imaginaria. Pero todo esto no hubiera sido posible sin la aquiescencia de Joan Herrera. En diciembre, Artur Mas estaba contra las cuerdas, porque sin pregunta no tenía presupuesto ni tampoco Govern. Entonces los ecosocialistas le dieron un balón de oxígeno pactando ese disparate de doble pregunta encadenada que ya ha sido desechada hasta por los más entusiastas del «proceso». Quieren creer que UGT y CCOO corrieron a aplaudir esa jugada maestra.

Los presupuestos pueden ser valorados de muchas formas. Pero tan demagógico es calificarlos de brutalmente antisociales como afirmar que son los más sociales de la historia. La crisis nos ha devuelto a niveles de inversión de hace una década. Es muy duro. En cifras relativas, también Mariano Rajoy se atreve a calificar sus cuentas como las más sociales. El problema principal es otro, que no son creíbles. Porque el gran misterio sigue siendo saber de dónde ingresará el conseller Andreu Mas-Colell 2.318 millones. Sigue sin decirnos qué piensa vender y qué servicios privatizar. Y si su oculto plan fracasa, cómo piensa ejecutar nuevos recortes tras los 2.000 que ya hizo de hurtadillo el año pasado con la prórroga presupuestaria.

La republicana Marta Rovira, meses atrás, dijo que iban a hacer el sacrificio de votarlos porque serían los últimos presupuestos de la Catalunya autonómica. Luego, claro está, vendrá la independencia. No lo sé, prefiero ser historiador que profeta. Lo que parece seguro es que serán los últimos de esta legislatura, que Mas estirará todo lo que pueda mientras intenta capitalizar el choque con Rajoy, rozando el martirologio, para poder así remontar en las encuestas.