CONTRAPUNTO

Presupuestos, anuncios y rigor

SALVADOR SABRIÀ

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No deja de ser sorprendente que una de las palabras más utilizadas por el 'conseller' de Economia y vicepresidente del Govern de la Generalitat, Oriol Junqueras, en las presentaciones públicas del proyecto de presupuestos de la Generalitat del 2016 sea "rigor". Y que, además, lo subraye como una gran diferencia con los anteriores presupuestos aprobados por el Ejecutivo autonómico. Se supone que entre estos se incluyen también todos a los que dio apoyo ERC, o permitió su aprobación, tanto en la época del tripartito o en los años de CiU en solitario. Junqueras ha insistido hasta la saciedad en que en este proyecto todas las previsiones de ingresos se ajustan a la realidad y no a posibilidades muy remotas de lograrlos, en contraposición a lo que hizo en su momento Andreu Mas-Colell, que incluyó en los presupuestos cifras millonarias de entradas procedentes de ventas de inmuebles del patrimonio público que después quedaron en caso nada. O que daban como hecho que se ingresarían deudas pendientes del Estado con Catalunya. 

En esta ocasión no se incluye ninguna partida vinculada a posibles acuerdos políticos, ha recalcado el vicepresidente. Pero no es del todo cierto. Así, se cuenta con más de 500 millones de euros que deberán entrar a las arcas de la Generalitat como transferencias del Estado por la revisión de la financiación de los Mossos d'Esquadra, pendiente de actualizar desde antes del 2010. Según Junqueras, esta cantidad solo está pendiente de la reunión de la Junta de Seguretat para que se apruebe. Y esta reunión, asegura, es inminente. Lástima que deban formar parte de la misma representantes de un Gobierno español que ahora está en funciones y nadie sabe cuándo puede constituirse el nuevo. Y que, además, la citada Junta no se reúne desde hace casi una década. 

Pero en fin, ¿que son unos 500 millones más o menos arriba o abajo? Pues, para situarnos, más de 10 veces el coste de rebajar el IRPF a las rentas de menos 30.000 euros. O también 10 veces más de lo que se dedicará a desplegar la estructura de Estado de la Agència Tributària de Catalunya (48,5 millones, según el proyecto de presupuestos). O, casi dos tercios de los 800 millones que calcula ahorrarse de pago de intereses de la deuda y que han de servir para pagar el incremento del gasto social.

Aunque la mayor duda sobre el rigor es precisamente la que afecta a la medida que ha levantado más expectativas de este proyecto: la reducción del IRPF a las rentas bajas y medias. De este tema no hay ni una línea en el proyecto y todo queda pendiente de las enmiendas. Mientras, sin embargo, no paran de aumentar los anuncios de rebajas.