Al contrataque

Presidencia 'oh happy day'

Si el independentismo desea desconectar de la España de las promesas incumplidas, mejor empezar conectando con la coherencia

El diputado de la CUP Antonio Baños, durante el segundo debate de investidura en el Parlament.

El diputado de la CUP Antonio Baños, durante el segundo debate de investidura en el Parlament. / periodico

JORDI ÉVOLE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Durante esta legislatura, adversarios políticos, periodistas e incluso votantes del PP le han criticado a Rajoy que su Gobierno haya incumplido promesas electorales. Y no de poca monta, sino compromisos que van desde la reforma del aborto a no subir impuestos. Lo curioso es que algunas de las críticas han sido lanzadas desde Catalunya y por partidos que, de golpe, ahora parecen dar tanta importancia a que sus rivales rompan sus promesas. Solo hay que ver lo que está pasando con la inalcanzable, hasta ahora, investidura del nuevo presidente de la Generalitat. Sobran promesas y faltan votos.

Desde Junts pel Sí se pide flexibilidad a la CUP, una formación que desde hace tiempo promete que no apoyará a Mas. Bueno, pues resulta que después de perder la primera votación para su investidura, va Mas y hace un par de propuestas antes de la segunda votación para ver si la CUP se anima. Ninguna de estas propuestas tenía nada que ver con la retirada de Mas como aspirante a la presidencia. Los parlamentarios volvieron a votar y, claro, Mas volvió a quedarse sin investidura porque la CUP tampoco le apoyó. Y los de Junts pel Sí andan mosqueados, cosa que no entiendo. ¿Cuántas veces hemos oído a CDC o a ERC criticar al Gobierno por incumplir lo que había prometido a Catalunya? Diría que mogollón de veces. Por eso, no entiendo nada. Por un lado, piden coherencia y, por otro, piden incoherencia a la CUP. Eso sí, los de Junts pel Sí no están dispuestos a ser incoherentes porque no quieren decepcionar a sus votantes, a quienes prometieron que Mas era el presidenciable pese a ocupar el cuarto puesto en la lista.

EL RESPETO A LAS PROMESAS

Desde esta candidatura ganadora no paran de recordarnos que han logrado más votos y parlamentarios que la CUP. ¿Y eso significa que merecen más respeto sus promesas? Creo que no. Los dos tienen el mismo derecho a no defraudar a sus electores. Es por eso que tampoco entiendo porqué la CUP insiste tanto en que Junts pel Sí incumpla su promesa de procurar investir a Mas. Si ambas formaciones son coherentes, no hay acuerdo posible por mucho diálogo que exista. Si unos quieren a Mas y los otros no lo quieren, ¿de qué sirve marear la perdiz hablando de una presidencia oh happy day? Si esta presidencia coral la va a presidir Mas, estamos en las mismas. Pero hay solución: mantener la coherencia impide el acuerdo, pero no impide volver a las urnas. Lo contrario que ocurre entre Madrid y Catalunya: ni hay diálogo ni permiten que haya urnas para celebrar un referéndum.

Ahora bien, si al final la CUP o Junts pel Sí se bajan los pantalones, alguien quedará con el culo al aire. Y quedará feo, porque si el independentismo desea constituir un Estado diferente para desconectar de la España de las promesas incumplidas, mejor empezar conectando con la coherencia.