Prehistoria de internet

JORDI PUNTÍ

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Leyendo los ensayos de Lynne Tillman (What would Lynne Tillman do?), doy con uno de 1995 en el que se imagina como será el futuro. Era al principio de internet, cuando casi nadie tenía e íbamos a casa de un amigo o al cibercafé. La conexión era lentísima, pero entonces no lo parecía. En su artículo, Tillman se preguntaba qué ocurriría con internet. Aunque le parecía imposible prever nada, pronosticaba algunas cosas que hoy parecen muy normales. El mundo virtual entrará en el mundo real, decía, y será aburrido; habrá series de tele con un nerd de los ordenadores. Habrá páginas donde la gente se reunirá para hablar durante horas sobre un actor, decía, o sobre las ventajas de la limpieza en seco. Llegará el sexo virtual...

Tillman citaba servidores que hoy ya no existen o han quedado obsoletos, como Echo o Panic, y hablaba de la gran rivalidad entre IBM y Mac. Solo hace 20 años de todo eso, pero parece mucho más. Los avances técnicos van tan rápido, y resulta tan fácil acostumbrarse, que los primeros aparatos parecen prehistóricos. Corre un vídeo en Youtube, de 1999, de cuando Steve Jobs presentó el primer portátil de Apple con conexión wifi. El publico enloqueció, qué alegría. Eso sí parecía ciencia-ficción. Uno mira el video y se pone a recordar dónde estaba en 1999. Si no me falla la memoria, compré mi primer ordenador -de segunda mano- en 1990: un Amstrad sin disco duro y una memoria RAM ridícula. Tardé años en tener una impresora y aun más internet en casa.

En otro artículo de Tillman encuentro una cita que me gusta: «Cada generación se ríe de la anterior. Es una competición sin fin». Me parece que ya ha llegado ese momento para mi generación. Me doy cuenta de que hace exactamente media vida que escribo con un ordenador, y los que tienen 10 años menos ser ríen de nuestra nostalgia. No conocen los chirridos de un módem. No saben qué es un disquete blando. Ni el Wordperfect. Aún no se imaginan que un día la nostalgia también será su conexión con el mundo real.