LA CLAVE

Preguntar por todo, escuchar a todos

La disyuntiva que el independentismo plantea el 1-O está polarizando a la sociedad catalana, pero no borra su pluralidad: las dudas y los recelos son transversales

Epílogo cordial 8 Mas se fotografía con los participantes una vez finalizado el debate.

Epílogo cordial 8 Mas se fotografía con los participantes una vez finalizado el debate.

ENRIC HERNÀNDEZ

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Desconozco si a modo de consejo o de advertencia, una de las caras más visibles del Govern de Artur Mas me comentó a finales del 2011: «Sigo lo que hacéis con la sección 'Entre todos'. Te digo una cosa: os estáis equivocando al dar tanto protagonismo a los lectores. Eso solo conduce a la demagogia y al populismo.» Era comprensible: estaba haciendo mella en la Generalitat la sistemática aparición en el diario de las quejas de nuestros lectores por los recortes sociales que CiU ejecutaba de la mano del PP. Pero también conviene tener presente la cronología: apenas faltaba un año para que el 'president' y ese mismo 'conseller' izaran ufanos la bandera del referéndum de independencia, reivindicando la necesidad de «dar la voz al pueblo». 

Como es evidente, hicimos caso omiso de aquella interesada recomendación. Hoy la comunidad de 'Entre todos' suma más de 15.000 lectores de EL PERIÓDICO que asiduamente nos transmiten sus inquietudes y responden a nuestras llamadas a la participación. La web y las páginas del diario les han valido de plataforma para manifestar sus puntos de vista sobre la actualidad, para denunciar las injusticias que a su juicio cometen los poderes públicos y privados, para relatarnos sus vivencias y anhelos. De sus testimonios y aportaciones han surgido apuestas informativas, debates presenciales y encuentros cara a cara con numerosos políticos. Son el termómetro que nos indica el estado de ánimo de nuestros lectores y nos ayuda a conformar la línea editorial del diario.

El independentismo ha situado a la ciudadanía en una inquietante disyuntiva al presentar como efectivo y vinculante un referéndum ilegal e unilateral, y al conminarla a elegir entre la democracia y un Estado español tachado de «tiránico». El 1-O polariza a la sociedad hasta extremos alarmantes, pero en cambio no ha logrado borrar la pluralidad que caracteriza a los catalanes. Centenares de lectores nos han escrito para compartir sus dudas y convicciones sobre esta cita, reflexiones que demuestran que la Catalunya binaria con la que algunos fantasean solo existe en su imaginación.

TOMAR EL PULSO DE VERDAD

No todos los independentistas están convencidos de que Catalunya pueda separarse de España sin consenso interno y violentando el Estado de derecho. Otros votarán el 1-O sabedores de que, diga lo que diga la propaganda, la convocatoria no los acercará a su anhelada República catalana. Hay detractores de la secesión inclinados a votar 'no' y otros muchos que no quieren ser cómplices de un nuevo simulacro de consulta como el 9-N.  Pero hay una cosa que los une: todos ellos se sienten demócratas, al margen de lo que piensen sobre el proceso soberanista.

Quizá el problema sea que el Govern se ha empeñado en preguntar a los catalanes solo sobre lo que le conviene, no sobre cuanto a ellos les interesa. Cuando, para de verdad tomar el pulso a los ciudadanos, hay que estar dispuesto a preguntar por todo. Y a escucharlos a todos.