ARTÍCULOS DE OCASIÓN

Preferiría no hacerlo

Trueba

Trueba / periodico

DAVID TRUEBA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando era joven y trabajaba de prácticas en alguna redacción, era habitual que los jefes te mandaran preparar una recogida de opiniones. Así te tocaba tirar de teléfono para saber lo que opinaba cierta gente relevante sobre una nueva ley o alguna muerte de personaje famoso. Cuando te entregaban la lista de contactos telefónicos, notabas que la costumbre era dividir a la gente entre dos tipos: los que siempre se ponían al teléfono y los que no se ponían nunca. Los que contestaban siempre te facilitaban mucho el trabajo, pero provocaban en la redacción un cierto desprecio. Eran asequibles, facilones, dispuestos a opinar de todo sin demasiada prevención. Los que no se ponían jamás, se ganaban en cambio un respeto admirativo, eran inasequibles, ocultos, lejanos. En esta paradójica división aprendías una lección dolorosa: los medios de comunicación incluyen una dosis de desprecio hacia aquello que manosean. Nada existe más apreciado que lo inalcanzable.

Cuando pasé al otro lado de los medios y me convertí en sujeto ocasional de su interés, traté de olvidar todo lo que había aprendido en esos años formativos. Por eso no solía tener problemas en atenderles. Al fin y al cabo, muchos eran compañeros de clase. Pero llegó un momento en el que el periodismo se desbocó y acumulabas demasiadas peticiones para participar en encuestas, para opinar sobre un fallecido, para pronosticar un resultado en el clásico, para contar tu viaje más memorable, tu mejor anécdota sucedida en un váter o votar la mejor canción de la década. Estas exigencias son difíciles de satisfacer para una persona que tenga un cierto respeto por la ecuanimidad. Si no sabes de fútbol es normal que no tengas un resultado previsto para el siguiente partido y si no escuchas ni el uno por ciento de la música que se produce, lo mejor es abstenerte de elegir el disco del año. Así que opté por evadir la cuestión y hace tiempo que me retiré de participar en este tipo de reportajes.

El modo de evitarlo es muy sencillo y educado. Si te piden una opinión sobre algo que desconoces o te solicitan para participar en una quiniela, te excusas con el argumento de que has dejado de participar en ese tipo de formato informativo. Lo más divertido me pasó con un revista que, como no quise participar en una recomendación de tres libros para el verano, pues sacó tres libros que yo había recomendado en una entrevista de hacía cuatro años y los pusieron en la nueva sección. Así que uno acaba participando en estos enredos aunque se resista. Hay profesionales de la insistencia a los que resulta más sencillo darles la razón y ceder a su chantaje que tratar de explicarles tus motivos para oponerte. Me recuerda mucho a algo que me contó un amigo mío el día en que me dijo: he hecho recuento de mi vida y casi todo lo que he llevado a cabo lo he hecho porque me insistían los demás y era muy cansado llevarles la contraria. A veces, nuestra relación con los medios se parece demasiado a eso, a dejarnos llevar. Pero si los medios no aspiran a elevar su exigencia sobre lo que ofrecen al espectador, entonces es fundamental la resistencia particular.