El Prat se queda sin pista para despegar

CARLES MARTÍ

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En nuestro mundo globalizado, y en particular la Europa de las ciudades, los aeropuertos son clave. Configuran la red de estaciones y de cruce de las vías de comunicación más poderosas que existen: las rutas aéreas. Tanto para Barcelona como para Catalunya disponer de un gran aeropuerto tiene una relevancia muy grande. Como país, con nuestra capital al frente, somos un cruce de culturas, cosmopolita y abierto: estamos orgullosos de nuestra identidad pero no tenemos complejos a la hora de sumar esfuerzos con el resto de España y de Europa, somos la vanguardia en los debates y la creación y estamos plenamente insertados en el mundo. Pero además el futuro de nuestra economía y nuestra estrategia de desarrollo pasan por esta infraestructura. Una economía que debe basarse en el talento (cultura, investigación, prestigio de la educación y del sistema sanitario...), el intercambio (ferias, congresos, competiciones deportivas...) , las exportaciones y el turismo: es decir, actividades completamente dependientes de los flujos con el exterior, y una estrategia de desarrollo que solo puede ser conseguir convertirse en la Puerta Sur de Europa, el eje del Arco Mediterráneo (Montpellier y Toulouse hasta Valencia y las Baleares) y, sobre todo, la capital euromediterránea, referencia social y política de las dos riberas del Mediterráneo. Por ello, puerto y zona de actividades logísticas, tren de alta velocidad y aeropuerto son las tres infraestructuras nucleares para el desarrollo de Barcelona y Catalunya.

Con estas ideas de fondo, los gobiernos liderados por los socialistas en Barcelona, Catalunya y España crearon una hoja de ruta para hacer de El Prat uno de los grandes aeropuertos europeos, siguiendo tres líneas de actuación: ampliación de la capacidad y modernización de las instalaciones --objetivo plenamente logrado--, descentralización de la gestión de AENA para adaptarla mucho mejor a las necesidades del territorio en base a un nuevo concurso de gestión ya la dirección de un consejo rector con mayoría de las administraciones catalanas --objetivo encarrilado con la licitación en marcha del concurso y los cambios legales consensuados-- y, en tercer lugar, radicación de una aerolínea de referencia que progresivamente abriera nuevas líneas de comunicación aérea (especialmente transoceánicas y mediterráneas ) --objetivo que se desplegaba con el impulso a Spanair. A estas tres líneas básicas de actuación, se le añadía una cuarta aún embrionaria: la alianza con Toulouse para sumar sus centros universitarios y de investigación especializados en el sector aeroespacial y sus hangares de mantenimiento y reparación de flotas aéreas como actividades complementarias a la masa crítica de pasajeros ya la potencia de tráfico del Prat.

"El proyecto de aeropuerto autónomo del Prat queda enterrado, una muy mala noticia para Barcelona y el país, que la incompetencia política y las prioridades equivocadas de los gobiernos de CiU, en Barcelona y Catalunya, no han permitido evitar" 

Pues bien, esta estrategia imprescindible para salir de la crisis, incluyendo la parte importante de competitividad de nuestra economía que se juega en el aeropuerto del Prat, han quedado completamente descabezadas por las orientaciones centralistas y privatizadoras del Gobierno del PP.

En cuanto llegó, la ministra Pastor ya ordenó detener el proceso de descentralización de los aeropuertos del Prat y Barajas y ahora ya tenemos confirmación de su voluntad de privatizar AENA (más de un 60% de las acciones) dentro de pocas semanas. Un cambio de modelo aeroportuario en toda regla sobre el que este martes tendremos oportunidad de debatir a fondo en el Senado. El Gobierno apuesta, con el argumento de hacer caja para rebajar la deuda, por el criterio del beneficio empresarial ciego por encima de la función de servicio público y por encima del papel de catalizador económico clave para los territorios y áreas urbanas que vertebran los aeropuertos. Y con ello, el proyecto de aeropuerto autónomo del Prat queda enterrado. En suma, una muy mala noticia para Barcelona y el país, que la incompetencia política y las prioridades equivocadas de los gobiernos de CiU, en Barcelona y Catalunya, no han permitido evitar.

Con todo, los socialistas continuaremos defendiendo la titularidad pública de los servicios aeroportuarios, la plena autonomía de gestión del aeropuerto del Prat, la radicación de una aerolínea de referencia en sus terminales y el acuerdo con Toulouse para constituir un gran polo aeronáutico del sur de Europa luchando hasta conseguirlo. Barcelona y Catalunya lo necesitan.