La clave

Por qué votan a Trump

JUANCHO DUMALL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El corresponsal de EL PERIÓDICO en Estados Unidos, Ricardo Mir de Francia, publicaba ayer un interesante reportaje sobre las razones de amplios sectores sociales norteamericanos para votar como presidente de la nación a un candidato tan estrafalario a nuestros ojos como Donald Trump. El periodista viajó a Virginia Occidental, el estado de la cordillera de los Apalaches, donde el magnate tiene uno de sus bastiones.

¿Cómo es posible, nos preguntamos aquí, que los norteamericanos estén a punto de colocar en la recta final por la presidencia del país a un hombre radical, xenófobo, maleducado, oportunista e insultantemente rico? Pue bien, algunas de las claves las dan los ciudadanos de raza blanca y de clase baja con los que Ricardo Mir ha hablado en Virginia. La palabra mágica vuelve a ser 'cambio'. Eso es lo que representa Trump para los mineros que se han ido al paro y viven el azote de las drogas. Son gente sencilla castigada por la crisis del carbón -una energía sucia- y, en general, por la globalización de la economía. Ellos no ven en Trump al fanfarrón que parece salido de un episodio de 'Los Simpson' sino al hombre que puede girar algunas de las políticas de Obama.

CAMBIO DE IMAGEN

Las razones por las que ningún otro aspirante republicano haya encarnado como el empresario neoyorquino el espíritu del cambio conservador, al estilo de Reagan, que reclaman millones de sus compatriotas quedan para los politólogos. Pero lo que ha quedado patente en los últimos meses es que la incorrección y la extravagancia han tenido un efecto positivo para la campaña de Trump. Cuanto más bruto, mejor.

Pero todo tiene un límite y el desafío para el candidato, de aquí a la convención republicana de julio, va a ser dar una imagen más moderada, más políticamente correcta y más apta, en fin, para enfrentarse a Hillary Clinton con garantías. La pregunta es si un bocazas como Trump será capaz de frenar sus instintos y dominar su furia. Su caso recuerda, salvando las distancias, al del Manuel Fraga de la Transición, cuyo mal genio, prepotencia y derechismo radical le condenaron a no ser jamás presidente.