tú y yo somos tres

¡A por el abuelo... otra vez!

FERRAN MONEGAL

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La semana pasada Un tiempo nuevo (Tele 5) consiguió superar por primera vez a La Sexta noche a base de meter en el programa -en teoría de debate político- el «escalofriante» selfi de Alfonso Basterra con el ataúd del cadáver de su hija Asunta, asesinada. Estuvieron anunciando la macabra fotografía continuamente, durante dos horas. Comenzaron a publicitarla morbosamente a las 10 de la noche y acabaron enseñándola, ¡por fin!, pasadas las 12.

O sea, practicaron su habitual técnica del anzuelo para tener al personal pendiente de ellos. Esta semana no han podido repetir la estrategia, porque la nueva exclusiva -¡la madre, Rosario Porto, también se hizo un selfi con el ataúd de su hija!- ese macabro documento no lo han podido vender como exclusiva, porque los informativos de la propia T-5 se les habían adelantado y ya lo habían ofrecido anteriormente. O sea, les habían pisado el selfi. ¡Mecachis, qué pena!

Ante esta fatalidad mandaron una escuadra de reporteros al domicilio de Ramón Basterra, abuelo paterno de la niña asesinada. ¡Ah! Este anciano, amable y bueno, siempre es un recurso del que sacar provecho. Recuerdo que a finales de septiembre del 2013 -aquí se lo conté-, ya le taladraron con las cámaras de Abre los ojos y mira, que es el nombre que entonces daba Tele 5 a su martingala del sábado por la noche. Ahora, año y medio después, vuelven otra vez a recurrir al abuelo.

Es decir, vuelven a escarbar en los sucesos y su entorno familiar para recuperar audiencia. Bien mirado, la única fórmula que ha funcionado en Tele 5 en sus noches sabatinas es La noria. Y cuando se desvían de ese estilo, la pifian y tienen que regresar a ella. Esta semana han vuelto a perder ante La Sexta noche. Les aconsejo que no se desanimen. Arañando en los crímenes, sobre todo si es el de una menor -y si encima no está resuelto- se llenan horas de televisión haciendo conjeturas, convocando a psiquiatras forenses, a analistas de los gestos... Les quedan unas sesiones muy entretenidas especulando con enfermiza insistencia y delectación.

Y el abuelo Ramón. ¡Ah! Este abuelo, apacible e ingenuo, cree que le entrevistan en busca de una luz, pero no ha descubierto todavía que en la tele solo buscan impacto y truculencia. En esta ocasión le han sacado sentado frente a su piano. En la próxima seguramente ya le harán tocar alguna melodía. Quizá aquella que tocaba con su pobre nieta Asunta. Sea cual sea, sonará a réquiem.