El poliamor entre líneas

RICARD RUIZ GARZÓN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Animado por el genérico feminista que el pujante Antonio Baños emplea para las CUP, le doy esta semana la espalda a los políticos -no a la política- y me sumerjo en otro tema obligado, éste sexoafectivo, en toda tertulia que se precie: el poliamor. Pese a no ser nuevo -Najat El Hachmi ya se hizo eco de él en este diario en 2008- ni una rareza -al menos en los países nórdicos-, se trata de un concepto que, unido al de no-monogamia, se oye y practica cada día más en Occidente, sobre todo entre jóvenes (medio millón de resultados en google, millón y medio en inglés, y foros de debate). Tras subrayar que los poliamorosos no son polígamos, ni adúlteros, ni swingers, ni defensores de las relaciones abiertas, podría decirse que el poliamor busca organizarse afectivamente desde la idea de que se puede amar a dos o más personas a la vez, añadiendo, eso sí, un plus ético respecto al sinfín de infieles de nuestro entorno. El fenómeno, en alza, podría suponer una nueva forma de relación, una actualización del amor libre o el germen de toda una revolución: ¿se imaginan cómo cambiaría el mundo si dejara de imponerse el modelo de la pareja?

Para valorarlo, y para guiar a quien se anime a probarlo, al creciente número de webs sobre el tema se le han sumado títulos clave. En castellano, los más conocidos son Las virtudes del poliamor, de Yves-Alexandre Thalmann (Plataforma), y los indispensables Ética pro-miscua, de Dossie Easton y Janet Hardy, y Opening up, de Tristan Taormino (ambos en Me-lusina), a los que cabría añadir el argentino Desobedientes: experiencias y reflexiones sobre poliamor (En la frontera). En catalán, en cambio, sobresale el coral En defensa d'Afrodita; contra la cultura de la monogàmia (Tigre de paper), más político. ¿Una prueba? «És natural, doncs, que, veient la mutació de les formes de treball, amb elements com la temporalitat, la precarietat i la flexibilitat, les formes familiars també adquireixin aquests elements (precarietat, temporalitat i flexibilitat)». ¿Les llama, les resbala, les indigna? El sexo, el amor y la política son así: cualquier cambio en ellos lo empuja a uno a retratarse...