Editorial

El polémico cónsul mexicano de Barcelona

El diplomático fue considerado por la revista Forbes una de las 10 personas más corruptas de México

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La proyección exterior de un país como México, una economía emergente en el mercado global, se ve marcada por desgracia por el goteo de noticias vinculadas con la violencia que genera el narcotráfico, una plaga para el gigante norteamericano que lleva camino de ser bíblica. El problema, además, está repleto de claroscuros por las relaciones entre los diferentes cárteles y algunos representantes de las instituciones públicas o policiales. El caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala es el más trágico de los últimos años en un conflicto sociopolítico con ramificaciones de todo tipo.

No parece, por lo tanto, que nombramientos como el reciente del exgobernador de Veracruz, Fidel Herrera, como cónsul de México en Barcelona contribuyan a proyectar la mejor imagen de su país. Se le acusa de estar relacionado con el cártel de los Zetas, algo de lo que se defiende con el argumento de que es un infundio de sus opositores. Mientras, el Gobierno español, en una actitud diplomática propia de un caso como este, no quiso implicarse en el tema al «respetar» la decisión soberana de nombrar un funcionario consular de un país con el que existe «una excelente relación». Pero el expediente de Herrera no parece en absoluto inmaculado durante su etapa en el estado de Veracruz. Por ejemplo, fue considerado por la revista Forbes como una de las 10 personas más corruptas de México. Y es que a Herrera, como a cualquier diplomático, hay que aplicarle la máxima clásica de la mujer del César.